miércoles, 5 de junio de 2024

ITALIA - La Toscana (1): Pisa - Lucca - Pistoia - Prato.

 
LA TOSCANA: Pisa - Lucca - Pistoia - Prato

        PISA. Aquí comienzo mi recorrido por la Toscana. Encuentro sitio para aparcar muy cerca de la plaza del Miracolo. Hay bastante gente. Creí que ahora en junio no habría casi nadie pero no había tenido en cuenta que cada vez somos más jubilados, que los estudiantes ya están acabando y muchos están haciendo el viaje de fin de curso o de carrera y que bastante gente coge vacaciones ahora para evitar las aglomeraciones de julio y agosto.

          La plaza es tan bonita como la recordaba. Lujosa, alegre, magnífica. Los edificios blancos resaltan poderosamente sobre el  cielo y sobre el verde del césped. La vista recorre todo: la catedral, el baptisterio, la torre inclinada, los edificios circundantes, y va de un sitio y otro sin saber en cual detenerse. ¡Todo es tan hermoso! ¡Todo es tan sorprendente! En los últimos años he visto mucho románico francés y español y lo he analizado con detenimiento, y para mí este románico pisano es un románico totalmente diferente al románico francés y español, éste es más serio, el pisano es más alegre.

          La gente va hacia un lado y otro, sin una dirección fija, igual que la vista. No hay nada que sea más importante y por lo tanto nada es el centro.

          El baptisterio es el lugar donde se bautizaba a los nuevos cristianos y está separado de la iglesia porque a ésta sólo se entraba cuando ya se estaba bautizado y se pertenecía a ella.. El interior de este edificio es enorme. Todo te envuelve y todo te rodea por igual.  Me da la sensación que es como entrar en el seno de Dios. Para mi gusto le falta luz, continuando hablando en simbología religiosa, es como si le faltase la luz del Espíritu Santo.

       Salgo del baptisterio y despacio voy al otro gran edificio de la plaza: la catedral. La fachada y todo el exterior de la catedral (al igual que el exterior de la torre y del baptisterio) es una obra que me gusta mucho. Los ritmos de los arcos, las dimensiones y alternancia de las columnas y los diferentes colores del mármol, consiguen una sensación de equilibrio, a la vez que de dinamismo, sorprendente. Yo no me di cuenta de ese dinamismo hasta que me sorprendía a mí mismo mirando el conjunto durante bastante tiempo. La cantidad de columnas de la parte superior le dan un aire de ligereza, de parecer que todo está flotando, a la vez que la parte inferior da una gran sensación de solidez. Con ese color blanco el edificio adquiere un aspecto alegre, casi resplandeciente.

         En el interior de la iglesia más de lo mismo, más de ritmos y proporciones: las piedras de diferente color alternándose en muros y arcos, columnas de diferentes alturas, arcos de diversa amplitud, alternancias de huecos y muros, etc. lástima que los añadidos posteriores de altares, retablos y capillas hayan roto un poco esos ritmos. Esta iglesia es la casa de un Dios diferente al francés y al español. Aquí hay como una gran alegría. Quizá la influencia de Grecia y Roma haga que se fijen más en el lado amable y bondadoso de Dios. 

           El púlpito de Giovanni Pisano no me gusta para estar en este edificio,, le veo pesado y como muy barroco, no me pega entre la pureza de líneas del edificio. Es un obra muy adelantada para su tiempo. Cualquier figura de las que hay en este púlpito se parece como un huevo a una castaña con cualquier figura de la Puerta de San Rainiero, y las épocas en que ambas fueron realizadas no estaban tan alejadas una de otra.


             La Puerta de San Raniero es la única original que se conserva. Se fundió en torno al 1180 por Bonanno Pisano. En ella se narran episodios de la vida de Cristo, con la aparente ingenuidad del arte románico. Esta imagen (en la que pone ERODI en la parte alta) se representa la matanza de los inocentes.
          Este episodio no me parece que tenga ninguna calidad plástica. Lo único que se resalta es la figura de alguien poderoso, y la espada o el palo que levanta un hombre para ¿pegar a una mujer?, ¿pegar al poderoso? Los inocentes, estando delante  de la puerta no se reconocen y hasta en la  foto se reconocen mal.
           Me marcho de la plaza del Miracolo y me voy a recorrer la ciudad, pero me marcho siguiendo mi plano en un recorrido que he marcado. En cuanto me alejo de la plaza el número de turistas disminuye, y con ello aumenta la calma y la tranquilidad. 

        Se ve la ciudad con el aspecto que le debe ser habitual: bellos palacios de 3 ó 4 plantas, cuando las casas modernas de la misma altura tienen 5 ó 6, con las ventanas con adornos diferentes según la planta y la posición; coches que amablemente ceden el paso aunque no sea un paso de peatones; jóvenes con motos que casi te arrollan, con una actitud que contrasta enormemente con la de los conductores de automóviles; el río Arno, tranquilo, tan tranquilo que parece que no corre; las terrazas de los bares y pizzerías que ahora están casi llenas de gente; las pocas tiendas de souvenirs, ya que la mayoría están en la plaza del Mirácolo.


           Las iglesitas que surgen por aquí y por allá y que muchas son pequeñitas, como las ermitas que hay en medio de la ciudad de Ávila.

         Las placitas aparentemente desordenadas pero en realidad con una armonía y un equilibrio que hacen que  te sientas muy a gusto en ellas; la pareja de turistas con su guía o plano orientándose; y los pisanos que van y vienen a hacer sus cosas cotidianas. 

        El museo nacional de San Matteo es una auténtica joya. Alberga una buena colección de obras de artistas pisanos, o próximos, de los siglos XIII al XV. 
        Todavía abundan las imágenes sobre fondos dorados y rico colorido. Es la pintura gótica, aún tardará en aparecer la naturaleza como fondo de los cuadros.


       Hay vírgenes bellas, muy bellas, de dulce mirar y aspecto tranquilo, con niños que no son niños, que son adultos en miniatura y con miradas o que se dirigen al niño o al espectador o son miradas perdidas. 

Me gustan sobre todo las miradas de casi todas las vírgenes y santos,  miradas eternas que salen del alma y se dirigen al infinito, al más allá. Son miradas serenas, inmutables, como del que todo lo ha visto, porque ya ha visto a Dios,  y por tanto de nada se asombra. 


      La ciudad se empieza a vaciar. Son las 7,30 de la tarde. Me marcho al camping. A mi lado hay un matrimonio holandés con un bebé de pocos meses que recorren la Toscana en bicicleta. El bebé va en una especie de carrito perfectamente protegido. Le bañan y le cambian mientras me preparo la cena. Miro de vez en cuando como patalea y como emite grititos. Empieza a lloriquear. Debe ser la hora de su comida. Su madre le da de mamar y problema resuelto. Enseguida se duerme. Me hubiese gustado seguir escuchando sus grititos y sus sonidos, pero es muy pequeño y duerme mucho. De madrugada vuelvo a escucharle. Durante un ratito llora. Aunque me ha despertado no me molesta, es más, me gusta escucharle; me recuerda cuando mis nietas eran así de pequeñas. Miro al cielo y le veo lleno de estrellas. 

             LUCCA está muy cerca de Pisa, pero hay que tomárselo con calma. Hay mucho tráfico, algún conductor va muy despacio y es muy difícil adelantar, pero al final se llega. Hay amplios aparcamientos al borde de las murallas, donde está el centro histórico de la ciudad. Las murallas son de ladrillo y con una forma y unas proporciones que no tienen nada que ver con las de Ávila. Éstas son mucho más bonitas y más grandiosas. 

     Enseguida llego a la plaza del Duomo. Todos los alrededores están ocupados por puestos ambulantes. Hoy hay mercado de antigüedades. La plaza es chulísima.


         El Duomo espectacular. Es un románico bellísimo, como el de Pisa pero con la fachada llena de bellas columnas diferentes unas de otras. Estas diferencias hacen que la vista recorra la fachada observando, mirando, buscando no sé qué, con lo cual se origina un dinamismo visual y plástico sorprendente. La torre de ladrillo es alta, muy alta. El número de ventanas aumenta a medida que aumenta la altura.
      El interior de la catedral es oscuro y tenebroso. Gracias a la luz artificial consigo situarme y puedo observar bien. Hay numerosos cuadros y esculturas bellísimas, de una gran perfección técnica y con gestos muy expresivos. 


      Salgo a la calle. Voy entre los puestos de antigüedades. En la calle estamos muchas personas de mi edad, la mayoría turistas de las más diversas nacionalidades. Los jubilados actuales somos unos auténticos privilegiados por poder viajar en esta época sin prisas y sin agobios. Paso por placitas y rincones donde hay puestos en los que venden libros, láminas antiguas, estampas y cosas por el estilo. Algunos de estos rincones están a la sombra de iglesias románicas o de palacios góticos y renacentistas, ¡un autentico lujo!



          San Michele in Foro tiene otra fachada sorprendente, si cabe es más sorprendente aún que la del Duomo. Tiene más columnas y éstas son más variadas y con motivos geométricos más vistosos. Las partes superiores de los arcos están decorados con mosaicos de animales. Las columnas son de diferentes colores, los arcos también. Toda esta diversidad está tan bien puesta, tan bien colocada, que crea un gran dinamismo, pues la vista recorre todo en todas direcciones parándose en todo y no parándose en nada, pues nada es el centro, nada es más importante que lo que está a su lado aunque todo se necesita.


      El interior está desnudo. Es una iglesia austera. Es la geometría del edificio, la desnudez de los muros, la que lleva hacia el altar, hacia el lugar de Dios. ¡Qué lejos estamos aquí de la luz del románico francés que es la que lleva hacia el altar! Es otra solución diferente para el mismo resultado, aunque la concepción no es la misma. 


           Y aunque he dicho que la iglesia está desnuda, la verdad es que  no lo está totalmente. Estamos en Italia y aquí no ha habido ninguna revolución en que se quemasen o destruyesen iglesias. Hay hermosos cuadros y estatuas. Me llama la atención éste de Filippino Lippi, el hijo del pintor Filippo Lippi que fue maestro de Boticelli. Este Filippinoo fue a su vez discípulo de Boticelli. Este cuadro me gusta por la solidez de las figuras y por el colorido de los ropajes. La composición no la veo muy lograda. San Gerónimo y Santa Elena están a lo suyo, como si fueran dos árboles. Las manos de algunos personajes parecen garras. 


             ¡Qué bonita es la plaza de San Michele con sus bellos palacios góticos y del Renacimiento! La gente va y viene de todas partes; unos  deprisa, otros con calma; la mayoría andando, unos pocos en bicicleta.  Unos músicos callejeros tocan en un lugar que tiene una magnífica acústica y su música se propaga muy bien a mucha distancia. Un anciano va leyendo el periódico mientras anda tranquilamente; me recuerda a mi padre pues a él también le gustaba ir leyendo el periódico por la calle mientras caminaba, algo que yo nunca conseguí hacer. Continúo paseando por las calles. Son calles llenas de gente.  De vez en cuando surge una torre alta de algún palacio o de alguna iglesia. Paso por placitas pequeñas, coquetas, recoletas; en alguna los pintores exponen y ofrecen sus cuadros al público.


          Aparece una torre románica muy alta, enorme. Es la torre de la iglesia de San Frediano, una de las mayores de la ciudad. En la parte superior de la fachada tiene un sorprendente mosaico. 


     Este gran mosaico del siglo XIII representa la Ascensión de Cristo. Este está representado como los pantocrátor románicos y su ascensión está simbolizada por los ángeles que sustentan la mandorla y que se reafirma en la parte baja, donde los apóstoles rompen su frontalidad para mirar hacia arriba y no muestran una posición hierática como en los mosaicos bizantinos, sino que parecen dialogar unos con otros. La Virgen ocuparía el lugar de la ventana. Las figuras se parecen más a las del románico europeo que al estilo bizantino. Es un pintura hecha con mosaicos.
     El interior da la primera sensación de ser una iglesia austera, desnuda, con una luz suave y difusa. Pero cuando la vista se acomoda a la luz y al lugar se empiezan a descubrir por aquí y por allá magníficas estatuas y cuadros llenos de color. El  Renacimiento está presente por todas partes, aunque la iglesia sea del siglo XII. El aire del Renacimiento es único, es la belleza, el gusto por lo bonito, por lo bien hecho, por lo duradero, en un intento de alcanzar la inmortalidad a través de la belleza  tanto por parte de los artistas que hacían las obras como por parte  de los mecenas que las encargaban.


           Una obra que me gusta mucho es la gran fuente  bautismal románica del siglo XII. En la fuente bautismal se representan obras de la vida de Moisés, que libera al pueblo de Dios al igual que el bautismo nos hace pertenecer al pueblo de Dios y en él estamos libres de todo mal. Se conoce al autor de esta obra, algo que en el resto de Europa no ocurre en estos años.
         Las figuras de esta obra están muy alejadas estilísticamente de la mayoría de las europeas contemporáneas. Estos hombres tenían modelos romanos por todas partes  y les sirven de modelo consciente o inconscientemente.  


           Cuando salgo de la iglesia paso al lado de una panadería. El olor del pan me abre el apetito. La panadera me recomienda un pan bajito, casi como una torta, con sal y aceite. Está buenísimo. De postre, o de acompañamiento, me como una porción de pizza aderezada con unas hierbas que también está exquisita. Y comiendo y mirando, pues las dos cosas se pueden hacer al tiempo, y eso si que lo sé hacer, paso por la Plaza del Anfiteatro que aún conserva la forma del antiguo anfiteatro romano y donde están preparando el escenario para un concierto, y por otras plazas llenas de puestos bien de antigüedades, o de ropa, o de alimentos, o de libros, o de cosas variadas.
       A la gente le encanta ir despacio, mirando, observando, preguntando, tocando los objetos, comprando de vez en cuando y a otros nos encanta mirar como la gente hace todas esas cosas, y como en definitiva la gente da vida a la ciudad.




        PISTOIA. La ciudad está casi desierta. Es la hora de la siesta, una hora sagrada para los italianos. Enseguida llego a la Plaza del Duomo. Es una plaza enorme, bellísima, armoniosa, sorprendente. La recorro con la vista hacia un lado y hacia otro. Tiene forma de L y no me es posible hacer una foto de toda ella. Aunque es muy grande es una plaza muy equilibrada en sus proporciones y con una gran armonía en los edificios que en ella se alzan. 
          Aquí están todos los edificios más importantes de la ciudad: el baptisterio, el palacio episcopal, el palacio del Comune, el palacio Pretorio y la catedral con su alta torre que destaca poderosamente en la plaza precisamente por su altura.

   
    La catedral, la torre y el baptisterio de estilo románico pisano, con esa alternancia de franjas de mármol de diversos colores característicos de este estilo, y que estando bien hecho hace tan bonito. Y digo lo de estando bien hecho porque he visto alguna iglesia que más bien parecía una cebra dado lo apretadas que estaban las franjas en relación a las dimensiones del edificio. El interior de la catedral es austero.


        Recorro el perímetro de la plaza, observando los palacios y edificios, observando esta magnífica plaza desde todos los ángulos posibles, y tengo que decir que desde todos ellos siempre me parece grandiosa, bella y hermosa. Si hay un denominador común a todas las ciudades medievales y renacentistas italianas, ese es la belleza de sus plazas. Han sido maestros en la construcción de las mismas y en saber buscar las proporciones adecuadas a lo largo de los siglos, pues casi todas ellas no se hacen de una vez, sino que se levantan a lo largo de varios siglos, con añadidos de diversas épocas pero siempre sabiendo mantener una unidad y una armonía sorprendentes.


        Cerca está el pozo del Leoncino. Es un antiguo pozo bellamente decorado. No esperaba encontrarme con pozos tan decorados. Me parecen una manifestación más del gusto por la belleza y lo bien hecho en las cosas más simples y cotidianas, propio del renacimiento. Para sacar agua bastaba con un pozo normal, pero ellos pusieron unas hermosas columnas y la estatua de un león con la única finalidad de que hiciese más bonito. No había ninguna otra finalidad práctica.


        Un poco más allá la iglesia de Sta. Mª de la Humildad. Es una iglesia sin fachada, está hecha de ladrillo y con todo dispuesto para recibir el recubrimiento de piedra que nunca llegó, no sé si por falta de dinero o por algún otro motivo. El interior me sorprende. Es una iglesia de planta octogonal, ricamente decorada.  Hay varias personas rezando a esta hora. Varias mujeres rezan cuchicheando, como si estuviesen hablando entre ellas. Un sacerdote está frente a un cuadro haciendo como genuflexiones muy pronunciadas y diciendo palabras en voz alta de vez en cuando. Un hombre frente a una imagen está con los brazos en cruz rezando algo, pues le veo mover los labios. Hacía mucho tiempo que no veía rezar a nadie así. Y sin hacer ruido, para no molestar ni alterar los rezos de todas estas personas, salgo de la iglesia.

        Sant'Andrea  es una iglesia en Pistoia, que servía como un pieve o lugar que las congregaciones de las iglesias de los pueblos que lo rodean usan para el bautismo. Está dedicado al apóstol San Andrés, e incluye el famoso púlpito de Sant'Andrea por Giovanni Pisano. La iglesia probablemente date de principios del siglo VIII, aunque en un tamaño menor. En el siglo XII se amplió a lo largo.
          La fachada muestra la típica decoración en mármol a dos colores del estilo románico de Pistoia. Por la Toscana no recuerdo haber visto ninguna fachada románica con esculturas, al modo de las francesas y españolas. Todo eso del horror vacui, u horror a los espacios vacíos aquí no se puede aplicar.
        El púlpito de la iglesia o pieve de Sant'Andrea de Pistoia es una obra maestra de Giovanni Pisano. La obra a menudo se compara con los púlpitos esculpidos por el padre de Giovanni, Nicola Pisano en el baptisterio de Pisa y la catedral de Siena, en los que Giovanni le había ayudado. Estas obras muy avanzadas a su época, a menudo se describen en términos como «proto-renacimiento», y se inspiran en los sarcófagos de la Antigua Roma y otras influencias para formar un estilo que representa una temprana vuelta a la escultura clásica, al mismo tiempo que seguía siendo gótico, y bebiendo de fuentes como las tallas en marfil francesas.
  
         Las escenas están muy llenas de personajes igual que los del púlpito sienés. La más notable es la escena de la «Matanza de los inocentes». Se especula que se inspiró en la columna Trajana de Roma. 
       En esta escena hay un montón de personajes sin orden ni concierto. Es como un caos. Tal vez fuese esto lo que quería conseguir el escultor. No hay ninguna figura que sea el centro, a la que se dirija la vista, ni Herodes, ni un soldado, ni una madre, ni un niño. Solo se ve desconcierto, llanto dolor y barbarie. Quizás por lograr eso, esta matanza de los inocentes sea una obra maestra.

      PRATO.  Me cuesta bastante encontrar la entrada a la zona histórica de Prato. Las indicaciones no son buenas y como es sábado por la tarde no hay mucha gente por la calle a quien preguntar. Doy vueltas y más vueltas. Hay un momento en que me entran ganas de marcharme pero me digo a mi mismo: “He venido hasta aquí a ver esto y como no tengo ninguna prisa voy a quedarme hasta conseguir verlo, porque más cerca no puedo estar” El que la sigue la consigue, y por fin consigo llegar.


    Aparco cerca de la iglesia de San Francesco, con su fachada a medio terminar, y del castillo del emperador, del que quedan las paredes exteriores muy restauradas y poco más. Voy andando por las calles, mirando a la gente, las  tiendas, los edificios. Veo una heladería de la que sale la gente con unos helados de inmejorable aspecto. Entro. El más grande, el de tres sabores, vale 2,50€. La dependienta que me atiende lo hace con una gran amabilidad y profesionalidad. Dejo que sea ella la que elija los sabores. El helado está riquísimo.
 
  Llego al Duomo. ¡Qué magnífico edificio! ¡Qué torre más alta, más airosa y más bonita! ¡Un púlpito en la esquina de la catedral por la parte exterior! ¡Nunca había visto nada igual!
           Luego me entero que no estaba destinado a la predicación, sino a la presentación del Santo Cíngulo. Una reliquia que sirvió de justificación para la construcción del púlpito y para que Donatello hiciese las esculturas que lo adornan.


     Entro en la catedral. Acaba de terminar de celebrarse una boda. La iglesia está totalmente iluminada y en la capilla axial y en la primera capilla  a la derecha del altar hay unos frescos deslumbrantes. ¿Para qué harían estos frescos tan bonitos? No se ven desde cualquier parte de la iglesia, hay que acercarse y meterse en las capillas para observarlos en todo su esplendor.


    Los frescos de la capilla axial son de Filippo Lippi, el maestro de Botticelli. Los colores son tenues,  suaves; la composición.  Son unas pinturas de una gran calidad. El recuerdo o la influencia de algunas de las figuras femeninas de estos frescos se nota en muchos cuadros de Botticelli.
Este fresco es "El banquete de Herodes" en el que Salomé le pide la cabeza de San Juan Bautista  y se la ofrece a su madre en una bandeja.


        Lástima no poder quedarme más tiempo. Los novios ya han salido y van a cerrar la iglesia. Tengo que marcharme y no puede ver con el detenimiento que quisiera, todos los frescos.
Regreso a donde tengo el coche por otro camino. Es la hora de la paseatta e intento disfrutar de ella. La gente va arreglada, camina despacio, se para a saludar a los conocidos, se detiene frente a los escaparates, se anda con un aire de cierta indolencia y despreocupación aunque creo que todos los paseantes se observan y se preocupan unos de otros.


Fresco dedicado Juan el Bautista. En la luneta superior, el nacimiento de Juan el Bautista y el nombramiento de Zacarías. En el centrol, Juan despidiéndose de sus padres y orando en el desierto (derecha) y el sermón a la multitud (izquierda). En el registro inferior, la Fiesta de Herodes y la Danza de Salomé,  que da la cabeza cortada en una bandeja a su madre Herodías.











 













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