ESPAÑA: Extremadura - Plasencia
marzo - 2016
PLASENCIA es un pequeño y hermoso lujo. Todo el casco antiguo está lleno de palacios, iglesias grandes y poderosas que a veces parecen fortalezas, plazas y la silueta de la catedral, una catedral vieja románica a medio tirar y otra nueva gótico renacentista a medio hacer. Y las dos están encastradas la una en la otra y forman una extraña simbiosis, un extraño cuerpo.
Pero los edificios se imponen. Todo lo ocupan aunque estén bien separados unos de otros. Tienen como entidad propia, aunque es una entidad cargada de humanidad.
Están hechos a escala humana, están como demasiado llenos de recuerdos, de recuerdos de cosas iguales a las que nos ocurren a los hombres de hoy, y esos recuerdos se escapan, nos envuelven y hacen que nos sintamos como en nuestra casa, como en nuestro ambiente. Aquí las piedras hablan.
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