ALPES – Francia – La Vanoise
La mañana está esplendida. Nada más salir de Briançón la vista de los
cols de Lautaret y Galibier es magnífica.
En
el col Lautaret me paro a recrearme con la vista de una de las montañas más
bonitas de los Alpes: la Meige
y su fantástica cara norte con esos
glaciares suspendidos que la hacen única. Y desde aquí continúo por el col del
Galibier viendo unas vistas magníficas en todas direcciones.
Hace bastante calor y la nieve
acumulada a los bordes de la carretera se ha movido. Un quitanieves está
limpiándola. Me sorprende ver esto en el mes de junio, pero los Alpes son así.
Llego al parque nacional de la Vanoise. Voy desde el refugio
de l’Orgere al lago de la Partie. El
caminito sube y sube y las vistas son maravillosas en todas direcciones. De vez
en cuando me cruzo con alguien, pero hay poca gente.
Desde
el lago de la Partie
la vista se extiende hasta la
Barre des Ecrins. Las praderas se están llenando de flores,
de unas flores preciosas. Es la primera vez que veo pensamientos silvestres.
Al regreso el sol me da de espaldas y
la vista del valle es maravillosa. Cumbres nevadas, verde grisáceo de las
praderas lejanas, verde oscuro de los bosques, verde brillante de la hierba
cercana y un cielo rabiosamente azul. ¡Qué bonito!
Otro día magnífico, esplendido. Hoy
toca de Mont Bocher al refugio y col de la Vanoise.
El cielo está rabiosamente azul, la
nieve parece que es más blanca y por todas partes corren riachuelos y todo está
lleno de flores. ¡Qué bonita está la montaña por estas fechas! Por arriba, por
la nieve, se anda mal pero por los valles el espectáculo es de primer orden.
Los lagos están deshelándose y a medida
que se va subiendo se empieza a pisar más y más nieve. Doy alcance a un grupo de niños de 10 años
que vienen a pasar el día con sus profesores. Algunos se quedan atrás, otros no
continúan, pero la mayoría corren y corren y algunas maestras se las ven y se
las desean para seguirles. Eso sí, de vez en cuando se paran a descansar y no
hay quien les mueva.
La vista desde el refugio es muy
bonita, pero a mí me gusta más lo que veo cuando voy bajando: veo el valle,
montañas, nubes y muchas, muchas flores a mí alrededor. Ya las ví cuando subía,
pero no quise detenerme. Ahora que sé que tengo tiempo me paro a mirarlas y a
fotografiarlas. Y así disfruto de una de las cosas más lindas que hay sobre la Tierra.