CHINA (11) – BEIJING (2)
El Templo
del Cielo es el templo más grande de su tipo en China y
el adoratorio dedicado al Cielo más grande del mundo. Fue declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO en 1998 y es uno de los monumentos más
importantes de Beijing.
Construido
entre 1402 y 1420 por el emperador Ming YongLe, el Templo del Cielo era
el lugar donde los emperadores de las dinastías Ming y Qing (considerados hijos
del Cielo) rogaban por las cosechas en el solsticio de invierno y daban gracias
por las mismas en el solsticio de verano.
Sólo al emperador
y no a ningún otro ciudadano del imperio se le permitía la adoración al cielo.
Era pues, un lugar importantísimo, del que dependía toda la nación, cuya
economía se basaba en la agricultura. Ya que una mala cosecha podía
interpretarse como un desaire de los cielos y por tanto poner en riesgo la
estabilidad de su reinado, los emperadores tenían sobre sí una gran
responsabilidad, no sólo religiosa, sino política.
La distribución arquitectónica del
complejo.
Debido a su propósito
sagrado, el diseño del Templo del Cielo se rigió por místicas leyes
cosmológicas que se creía regulaban el universo, dando gran importancia a la
numerología. Dado que se entendía al cielo como una esfera (tal como se lo ve
desde la tierra) y a la tierra plana (tal como se la percibe) el cielo era
representado por un círculo mientras que la tierra por un cuadrado.
Es por este
motivo por el que los edificios son de forma circular, como el cielo, mientras
las bases de los mismos y los ejes de composición son cuadrados
Los tejados de
los edificios son de color azul oscuro, representando al cielo, a diferencia de
los de la Ciudad
Prohibida, cuyo color dorado representaba al emperador.
El Templo del Cielo es en realidad un conjunto de edificios: al norte se sitúa
el Salón de Oración por la Buena Cosecha; al sur, el Altar Circular y la Bóveda
Imperial del Cielo.
Pabellón de la Sala de la Oración por la Buena Cosecha.
El salón tiene
un triple tejado construido con tejas de color azul y está rematado por una
bola dorada en su cúpula. Este edificio fue pasto de las llamas en el año 1899
y reconstruido en el año 1900.
El edificio del Salón de Oración por la Buena Cosecha
está construido totalmente en madera, con 28 enormes columnas en su interior.
La disposición de estas columnas tiene una gran simbología. Las columnas se
disponen en tres círculos concéntricos.
En el círculo más interior, las cuatro columnas más grandes representan las
cuatro estaciones del año, en el círculo intermedio hay otras 12 columnas, que
representan los 12 meses del año, y en el círculo más externo otras 12 columnas
más simbolizan las 12 horas del día.
En
el altar de piedra descansa el nicho que conserva la tablilla perteneciente al
Emperador Celestial. A ambos lados del altar
se hallan otros nichos para albergar los nichos de los antepasados de la
familia imperial
Bóveda Imperial del Cielo
Aquí es donde los
emperadores rendían homenaje a sus antepasados. Se trata de una edificación muy
parecida al Salón de la Oración por la Buena Cosecha, aunque de un tamaño
menor: 19 metros de alto por 15,6 de diámetro.
La Bóveda está rodeada
por el muro del eco, una singular construcción redonda de unos 60 metros de
diámetro. Uno puede colocarse en cualquier punto del muro y su voz oírse
claramente en el punto opuesto ya que el sonido se transmite recorriendo la
pared.
Aquí están colocadas las tablillas de los dioses.
Altar Circular
El altar circular o altar del cielo es
una construcción abierta que enlaza con el Salón de la Oración por la Buena
Cosecha mediante un camino de piedra y ladrillo de más de 350 metros de largo. Fue construido en 1530 y era usado para venerar al cielo durante el
solsticio de invierno y pedir por lluvias durante el solsticio de verano. Es
notable el hecho de que el número de piedras que componen esta estructura son
siempre múltiplos de 3 o 9 (el número 9 al ser el dígito más alto, representaba
al emperador). El número 9 es el número de la suerte. El primer anillo consiste en 9 piedras, luego
18, 27, etc.
La piedra central es la más sagrada, por
lo que es considerada de buena suerte, por lo que es común ver a los chinos
apretujándose para tomarse una foto sobre ella. Además, la acústica del lugar
permite que lo que se hable en el centro se escuche en todos los lugares del
altar.
Todo el
complejo del Templo del Cielo está en medio de un enorme jardín en el que a
estas horas disfruta la gente, en su
mayoría jubilados. Es un lujo tener unos jardines públicos de esta categoría.
El Templo de los Lamas
es el templo budista tibetano más
importante que existe fuera del Tíbet, además de uno de los centros
religiosos más populares de Pekín.
Construido durante el siglo XVII como palacio para
el príncipe Yongzhen, en 1744 se convirtió en un importante monasterio para los monjes
lamas. En la actualidad el monasterio es el refugio espiritual para un grupo de
monjes mongoles dedicados al estudio de la astronomía y la medicina. El Templo
de los Lamas es un atractivo complejo formado por varios edificios tradicionales con tejados dorados.
En
los patios que se encuentran entre los edificios se pueden ver enormes quemadores de incienso en los que los
fieles colocan cientos de varillas que producen un penetrante olor.
Uno
de los mayores edificios, el Falun Dian, acoge una estatua de bronce de seis metros de Tsongkapa, fundador de la
Secta del Bonete Amarillo.
La mayor de las edificaciones centrales, el Pabellón Wanfu Ge, aloja la más valiosa de las posesiones del templo, una impresionante estatua de Maitreya, el Buda futuro. La escultura, de 18 metros de altura, fue tallada a partir de una única pieza de madera de sándalo.
La mayor de las edificaciones centrales, el Pabellón Wanfu Ge, aloja la más valiosa de las posesiones del templo, una impresionante estatua de Maitreya, el Buda futuro. La escultura, de 18 metros de altura, fue tallada a partir de una única pieza de madera de sándalo.
Y
como en todo buen templo budista hay esos cilindros de oraciones que les
encanta girar a los niños y que no parece que sea una falta de respeto pues
nadie los regaña. Algunas personas,
cuando entran o salen tocan una enorme campana que hay en el patio de la
entrada.
Cuando salimos del templo la guía nos
lleva, queramos o no, a un centro comercial donde venden de todo. Entro, hago
un par de fotos y pregunto a qué hora hay que estar a la entrada para irnos.
Doy una vuelta por los alrededores, donde alternan los modernos edificios y
las pequeñas casas, los hutong. En una de estas zonas veo un edificio en el que
pone WC y el icono de hombres: entro y cual no es mi sorpresa cuando veo a
varios hombres sentados haciendo sus necesidades, sin ninguna separación entre
ellos. Este lugar es total-mente similar a como eran las antiguas letrinas
romanas. A mí me dio vergüenza ponerme allí a mear y me salí. Como las
viviendas son tan pequeñas y no hay sitio para tener un wáter, en estos barrios
el wáter es colectivo y yo acababa de entrar en uno de ellos.
La guía
hace la vista gorda y no llama a la gente mientras alguno está comprando, así
que me da tiempo a ver un poco más el centro comercial que es igual que
cualquier moderno centro comercial europeo. ¡Hasta la gente que está allí viste
al modo occidental y los anuncios y nombre de las tiendas son similares a los
occidentales! Esta es una de las cosas que menos me gusta de la actual China,
su excesiva occidentalización, por lo menos aparente. En la India, en los
países árabes, en Senegal, en el Asia Central, no se da este fenómeno de forma
tan acusada.
Al
fin salimos de este centro comercial y nos llevan a una zona de hutong, y allí
visitamos uno de ellos, que en realidad es un sitio donde venden
souvenirs. Lo que más me gusta de ese pequeño patio con unas habitaciones que
eran las viviendas, son las jaulitas con esa especie de grillos que cuelgan las
paredes.
Todo lo demás es similar a los hutong que ya he visitado, solo que
aquí hay más triciclos para pasear a los turistas, todo lo demás es igual,
callejas, cajas y cosas amontonadas en ellos, casas pequeñísimas.
La gente
pasea por la calle y me llama la atención este hermosísimo bebé que pasea su
abuela. Hay cosas que son iguales en todas las partes del mundo.
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