CHINA (7) . XI'AN
XI'AN es una gran ciudad, síntesis perfecta de lo que es hoy China. Ciudad milenaria, comienzo o fin de la Ruta de la Seda. Con templos dedicados a diversos dioses: Buda, Confucio, Alá. Con unas murallas únicas que rodean toda la antigua ciudad, en la que vivían más de 1 millón de personas. Con casas miserables y pobres entre las pobres que se van destruyendo para construir modernos edificios comparables a los de cualquier ciudad moderna actual.
Con largas y anchas avenidas en las que abundan los grandes edificios de estilo ruso, todo ello construido en la época de Mao, en la que la colaboración con Rusia era muy grande. Con zonas de diversión en las que hay casi todas las tribus urbanas similares a las que hay en occidente. Con unos restos arqueológicos únicos en el mundo y con chinos, con 8 millones de chinos, lo cual no está nada mal.
En el barrio musulmán; puestecillo en la calle. - A este hombre no le gustó que le fotografiase He paseado mucho por esta ciudad, pero solo por la parte amurallada. He paseado dos tardes enteras, desde las 2 de la tarde hasta las 10 de la noche. Creo que he aprovechado el tiempo. Empecé visitando el Bario Musulmán pues era lo que tenía más cerca del hotel. Y sí, enseguida me di cuenta que estaba en él por los tocados de las mujeres, ¡y de los hombres! por los gorritos y los pañuelos que llevaban y por alguna cúpula de bulbo que sobresale en alguna de las pequeñas mezquitas que hay en el barrio.
Y aquí me pregunto por qué hacerlas al estilo árabe o persa y no crear un estilo propio. Me resultó…, no sé cómo llamarlo, si curioso o cómico o…, el hecho de que la Gran Mezquita sea como un templo tradicional chino. La construyó un emperador y para agradar al dios musulmán, o a los musulmanes, mandó construir un templo como los mejores. ¡No se anduvo con chiquitas! Pero los chinos han puesto su toque personal en esta Gran Mezquita desde el momento en que la construyeron, allá por el 742. La han llenado de banderitas de colores y toda ella está llena de alegría. Aquí no hay mucha gente, solo unos italianos y nosotros, así lo vemos más tranquilos y podemos hacer buenas fotos.
La gran mezquita de Xi'an es una de las mayores mezquitas de toda la República Popular China. Esta mezquita se construyó en dirección oeste en el año 742 para poder atender a los cada vez más numerosos creyentes musulmanes que habitaban en la ciudad. Se quiso armonizar la arquitectura china con la árabe, pero el resultado se inclina muchísimo del lado chino. El minarete es totalmente chino, la entrada tiene letras árabes y poco más. Expertos hablan de la influencia de la mezquita de Córdoba, pero solo en detalles. Los patios sucesivos y los jardines que rodean la mezquita son característicos, de la forma de construir de los chinos.
En el Gran Salón Principal hay grabados textos del Corán en escritura árabe.
Por las calles principales de este barrio musulmán hay muchos tenderetes y locales en los que se está haciendo comida. Hay una especie de cocina cilíndrica en la que rugen unas llamas que supongo que serán de gas o de gasóleo, pues no veo ningún combustible sólido. Y yo me pregunto: ¿para qué harán tanta comida? ¿Quién compra tanta comida? ¿Por qué no se la hacen en su casa?
La respuesta a todas estas preguntas la obtuve en Pekín: la gente compra la comida en la calle y no la hace en su casa porque no tienen sitio para hacerla. Las viviendas tradicionales y las que se hicieron en época de Mao son tan pequeñas que no tienen cocina ni cuarto de baño, solo una habitación donde guarecerse en caso de mal tiempo y donde dormir, y como no hay lugar para la cocina pues compran la comida ya cocinada. Afortunadamente las viviendas están mejorando y en muchas de ellas sí que hay sitio para la cocina.
Y junto a la comida elaborada está el mercado de la comida sin elaborar: carne, fruta, verduras. Lo que veo muy poco es pescado, quizá sea un hábito que tengan de comer poco pescado pues esto está muy alejado del mar, pero por aquí sí que hay ríos, lo que puede ocurrir es que no hayan proporcionado nunca suficiente pescado para tanta población.
La carne está en la calle, al aire libre y no veo por ningún sitio cámaras frigoríficas para conservarla; aquí hace mucho calor y abundan las moscas, pero para que no vayan a la carne han puesto un pequeño ventilador con unas cintas que las espanta ¡no está mal el invento!
Aquí, en el Barrio Musulmán se conserva la casa de un noble o rico comerciante, que es curiosa y está bien para ver las casas nobles por dentro, pero que está muy lejos de las casas con jardines que he visto en Shanghái y Suzhou.
Este es el dormitorio de la esposa principal o de la favorita (no sé si habrá diferencia entre ambas). Esta tela transparente de color rojo crea un ambiente muy bonito y muy adecuado para hacer lo que hacía aquí el dueño de la casa. Esta antigua casa hoy solo es un museo y todo está muy colocado y muy pensado. Me gustaría ver una vivienda como esta pero con todas las cosas que se usan habitualmente.
No hay jardines, solo pequeños patios que separan unos edificios de otros. Lo que sí hay es ese cambio de visión y de perspectiva cuando doblas una esquina, sales por una puerta o miras hacia atrás: y esto ocurre tanto en el interior de la vivienda como en el exterior. Yo nunca he tenido esa sensación de cambio, de modificación constante en los palacios europeos y de otros continentes, esto debe ser algo propio de China.
En esta sala hay a la dcha. dos piedras arrugadas, de formas tortuosas, como las de los jardines. Echo en falta bonsais en lugar de tiestos. Me gusta mucho esa puerta redonda, pero la veo un poco pequeña para pasar a través de ella.
El Altar de los Antepasados. uno de los lugares más importantes de la vivienda. Una de las prácticas más extendidas, desde tiempos inmemoriales, es el culto a los antepasados: las familias veneran a los antepasados que han muerto porque creen que así consiguen su bendición y protección. Por eso les hacen ofrendas de incienso, comida y pequeños objetos ante sus retratos o figuras. El respeto por los antepasados es fundamental para que exista un buen orden de las cosas y para mantener unida a la sociedad.
Y continuando por el barrio musulmán llego hasta la Torre del Tambor, que marca la salida o la entrada, según de donde se venga, de dicho barrio. En la antigua China los tambores se utilizaban para indicar el paso del tiempo y como una alarma en situaciones de emergencia. Hay veinticuatro tambores en los lados norte y sur de la Torre. Estos tambores representan los veinticuatro términos solares que son una especie de calendario climático creado por los antiguos chinos con el fin de orientar la producción agrícola. La Torre del Tambor en Xian fue construida inicialmente en 1380, y fue renovada en 1699 y 1740. En el año de 1996, se añadió un nuevo tambor, que es el más grande que hay en la actualidad en China.
Esta es la Torre del Tambor (de los tambores se tenía que llamar pues hay muchos) De frente se ven las mitades de dos o tres tambores que son muy grandes.
En esta foto se ven varios de los veinticuatro tambores que hay en los lados norte y sur. Estos tambores no se tocan, se ve perfectamente que la piel donde se golpea está impecable. Ya solo son un recuerdo de algo que fue muy significativo para la ciudad.
La Torre de la Campana está muy próxima, pero esta torre es más especial. Esta torre se construyó en 1384 con el objetivo de vigilar los alrededores de la ciudad para avisar de posibles ataques. Fue construida en el mismo centro geográfico de la ciudad. Pero la ciudad de Xian se fué extendiendo, y con el propósito de que siguiera ocupando el centro geográfico de la ciudad, en el año 1582 se decidió recolocar unos mil metros más al este de su ubicación original. Esta torre está de manera que se observa perfectamente desde cualquiera de las cuatro puertas principales de la Muralla de Xi’an, ya que se sitúa en el centro de las grandes avenidas que sirven de eje de la ciudad. Antiguamente se usaba para marcar las horas. Por la mañana el sonido de su campana marcaba la hora de iniciar las actividades cotidianas, y abrir las puertas de la ciudad. Hoy hay una campana que no es la original (la famosa campana Jingyun que está en el museo de las estelas), ya que ésta había sido colocada durante la dinastía Tang y cuando empezó a gobernar la dinastía Ming la campana dejó de sonar. ¡Esto sí que es ser una campana fiel! Lógicamente hubo que cambiarla y la que pusieron es la que está.
La foto de la campana que está sola, es la que yo llamo la campana fiel, la que solo tocó mientras reinaba su dinastía. La foto grande es de la Torre de la Campana, con la campana que hace a todo, que lo mismo le da que gobierne uno u otro, ella siempre toca, pues para eso la hicieron: para tocar.
La Torre de la Campana está muy próxima, pero esta torre es más especial. Esta torre se construyó en 1384 con el objetivo de vigilar los alrededores de la ciudad para avisar de posibles ataques. Fue construida en el mismo centro geográfico de la ciudad. Pero la ciudad de Xian se fué extendiendo, y con el propósito de que siguiera ocupando el centro geográfico de la ciudad, en el año 1582 se decidió recolocar unos mil metros más al este de su ubicación original. Esta torre está de manera que se observa perfectamente desde cualquiera de las cuatro puertas principales de la Muralla de Xi’an, ya que se sitúa en el centro de las grandes avenidas que sirven de eje de la ciudad. Antiguamente se usaba para marcar las horas. Por la mañana el sonido de su campana marcaba la hora de iniciar las actividades cotidianas, y abrir las puertas de la ciudad. Hoy hay una campana que no es la original (la famosa campana Jingyun que está en el museo de las estelas), ya que ésta había sido colocada durante la dinastía Tang y cuando empezó a gobernar la dinastía Ming la campana dejó de sonar. ¡Esto sí que es ser una campana fiel! Lógicamente hubo que cambiarla y la que pusieron es la que está.
Uno de los edificios más emblemáticos de Xi’an es la Gran Pagoda de la Oca o Ganso Salvaje. En el 589 se construyó el Templo de la Gracia Maternal (¿a que es muy curioso el nombre?) para el culto budista. Un monje viaja a la India y trae consigo una serie de escritos budistas, y para guardarlos se construye en el año 648 la Gran Pagoda del Ganso Salvaje. En poco tiempo, la pagoda se convirtió en el centro de traducción más importante de textos budistas. Sirvió también para sistematizar las doctrinas budistas en el país, ya que, aunque esta religión había penetrado en China seis siglos antes, no existían textos correctamente traducidos de sus doctrinas.
Hay varias estatuas de Buda, diferentes entre sí, pues cada una de ellas le representa en un momento o en un determinado momento de ánimo.
Patios y rincones del interior de la Gran Pagoda de la Oca. Cada puerta, cada ventana, cada esquina es una apertura para una nueva visión. Esto es alto estático que constantemente está cambiando. ¡Enorme paradoja! ¡China está llena de paradojas y enormes sorpresas!
¿Dónde hay más color? ¿En alguna de estas dos fotos cabe algún color más?
Todo el conjunto de edificios de la Pagoda, del Templo y de los jardines son muy bonitos. Afortunadamente todo está muy restaurado y arreglado. Los colores son limpios, brillantes, vivos, muy al gusto chino, incluso yo diría que son más vivos que en otros templos que he visitado.
Aquí me llama mucho la atención el amarillo, que está sobre todo por la zona donde viven los monjes budistas.
Y aquí continúo viendo el espíritu que tanto me llamó la atención en los jardines de otras ciudades: plantas que varían de unos lugares a otros, macizos de bambúes que dan un toque de exotismo y naturaleza, puertas y ventanas que se abren a otra realidad, a otra visión de las cosas; mundos que se abren a través de una puerta de un recinto más bien oscuro a un patio lleno de luz y suaves colores. Me parece todo un mundo lleno de intenciones plásticas o filosóficas, pero estas últimas, si las hay, se me escapan por mi ignorancia en esta materia.
Todo me asombra de China. Me da un poco de rabia ver como se ha occidentalizado todo: la manera de vestir, los tipos de viviendas, la forma de los comercios. Me alegra ver cómo están conservando y reconstruyendo su pasado, sus monumentos, sus templos. Me gusta mucho ver todo lleno de turistas chinos pues es señal de que las cosas empiezan a ir bien para mucha gente. Me gusta ver a la gente visitar los templos y rezar o hacer ofrendas en ellos porque es señal de que hay libertad de culto y la religión ha dejado de ser el “opio del pueblo”. Y todos estos sentimientos surgen a medida que voy andando por las calles, visitando templos y mirando y sintiendo la ciudad.
Junto a las murallas hay un hermoso paseo. Hay mucha gente en él. Gente que juega al ping-pong, al billar, hacen gimnasia, etc. Un chico hace fotos a una chica vestida de una forma vistosa, con un vestido que yo llamaría romántico, sugerente. Yo diría que es una modelo a la que hacen fotos para una revista o algo así, pero como no puedo preguntar nada no me entero.
Al fondo modernas casas actuales. Delante bloques de casas de la época de Mao
Bloque de casas de la época de Mao.
Me separo de las murallas y me voy hacia el Templo de los 8 Inmortales y aquí veo uno de los mayores contrastes que se pueden ver en las ciudades chinas. Modernos edificios que se acaban de construir, bloques de pisos de la época de Mao y casas chinas bajitas, de las de la miseria secular, casas donde no se puede cocinar porque no hay sitio, casas donde hay que salir a lavarse el pelo a la calle porque dentro no hay lavabo, ni sitio para poner una palangana en condiciones y espacio para moverse.
Antiguas viviendas pequeñas y algo miserables
Estas fotos ilustran lo que acabo de decir. Estas son viviendas de la antigua China, de la que quiso cambiar Mao. No me voy a meter en lo que hizo, ni en si lo hizo bien o mal porque no sé nada de China en esa época, pero viendo esas casas estoy de acuerdo en que se tirasen y se hiciesen otras un poco más dignas.
Aquí ya hay viviendas en las que sí que cabe un perro, pues hay mucha gente paseando al suyo.
Cuando voy andando por estos lugares voy mirando y pensando. Pienso sobre el sentido de la vida, pienso en la gente que no se mueve del lugar donde vive en toda su vida, pienso en qué es la felicidad, pienso en la riqueza, en la pobreza, en tener cosas, en tener lo imprescindible, en… en cosas de este tipo, cosas a las que no encuentro ninguna respuesta pero que sirven para que piense y… ¡yo que sé para qué me sirven!
En este barrio está El Templo de los 8 Inmortales está dedicado a un grupo de deidades de la mitología china que con determinadas técnicas tuvieron una vida muy larga y llegaron a alcanzar la inmortalidad espiritual en la Tierra. Vienen a ser como los santos del cristianismo..
Este templo es uno de los sitios que las guías recomiendan ver. Hay gente del grupo que no quiere ir a verlo porque todos los templos les parecen iguales, y visto uno ya están vistos todos. Yo no pienso lo mismo. No entiendo del estilo de los templos, ni distingo uno de un estilo y otro de otro, pero me gusta verlos. Tienen un encanto y un misterio especial para mí; además forman parte de la imagen de China que me había hecho sin haber venido a China.
Este es un templo taoísta del siglo X, pero no sé qué diferencias hay o puede haber entre un templo taoísta, uno budista y otro de Confucio, por citar algunos nombres que me suenan. He leído que estos monjes son los del kung fu y tengo cierta curiosidad por ver su templo.
Y su templo es como los demás pero también es diferente. Es más serio pero me parece más elegante, más armonioso; las partes oscuras predominan, pero contrastan poderosamente con lo poco coloreado que hay. Me gustan mucho esos círculos coloreados que hay en las vigas de ciertos tejados y que parecen como ojos que miran desde la eternidad, parecen ojos de dioses. Y también me gustan mucho esos colores de las vigas de algunos tejados
Y estaba mirando esto cuando veo a un joven monje que barría haciendo movimientos de kung fu; debe ser que el muchacho estaba entrenando o se estaba defendiendo de un imaginario enemigo. Era muy gracioso verle barrer al “ritmo” del kung fu.
Y sigo andando y paso por zonas donde hay tiendas de todo tipo de cerveza que no sé como guardan por la noche; de huevos de todas clases, incluso podridos siguiendo una técnica especial y que son muy apreciados por los chinos.
De casualidad paso por un lugar donde venden láminas con escritos en caracteres chinos, que servirán de adornos similares a los posters que ponemos los occidentales en las paredes, pero que a juzgar por el número de puestos deben ser muy solicitados. Después me entero que los chinos aprecian mucho los diferentes estilos de caligrafía y hay carteles que tienen el mismo contenido escrito en varios estilos.
Recorro grandes avenidas. En una están los edificios oficiales de inspiración soviética, y asisto a la arriada de la bandera en el edificio del gobernador, con la participación de unos soldados que desfilan marcialmente. Un montón de curiosos contemplamos la escena.
Las luces de algunos anuncios luminosos se van encendiendo. Poco a poco va oscureciendo. En una calle donde hay muchos bares y restaurantes veo a unos jóvenes chinos vestidos de un modo occidental de lo más progre.
Atravieso unos jardines donde vuelve a estar presente el juego entre el agua, las rocas y los puentes que llevan a esa especie de kioscos.
Y en el jardín vuelvo a ver a un grupo de mujeres que está bailando al son de una música china. En todos los jardines por donde paso, me volveré a encontrar con mujeres bailando: por las mañanas a mujeres mayores ya jubiladas, por la tarde y noche a mujeres más jóvenes que habrán salido del trabajo y que muchas van con sus hijos que aún son pequeños. Y así, mirando y andando, me voy enterando de estas cosas que ahora escribo.
EL EJERCITO DE TERRACOTA es visita obligada. Son un conjunto de más de 7000 figuras de guerreros y caballos de terracota a tamaño real, que fueron enterradas cerca de la tumba del primer emperador de China de la Dinastía Qin, en 210209 a. C. Enterrando estas estatuas se creía que el Emperador seguiría teniendo tropas bajo su mando. El ejército de terracota fue enterrado en formación de batalla en tres fosos.
El primer foso, que es el mayor, contiene más de 6.000 guerreros, algunos de ellos aún por desenterrar. Las figuras son a tamaño natural: miden 1,80 m. de altura y tienen las armaduras hechas también con terracota. Cada una de estas figuras tiene rasgos y características diferentes: bigotes, peinados, jóvenes, viejos, rasgos de etnias diferentes. Las cabezas y las manos se moldeaban aparte y luego se añadían a los cuerpos. Los uniformes reflejan también los rangos militares a los que pertenecen. Cada soldado llevaba un arma: arcos, lanzas, espadas, etc. pero más tarde los campesinos saquearon la tumba y robaron las armas.
Las figuras son de colores vivos, pero este color se pierde a las cinco horas de exposición al aire, debido a la oxidación. Se busca la forma de mantener los colores; por el momento, se ha pospuesto la excavación de nuevos guerreros.
Las figuras están casi todas reconstruidas, ya que se encontraron rotas, tal como se ve en la foto, pero no faltaba ningún trozo y ha sido "relativamente fácil" rehacerlas. En este trozo de la excavación se han dejado tal como se encontraron.
Al lado del Ejército de Terracota está El MUSEO DE HISTORIA, que es otro de los lugares de visita obligada. Todo está lleno de piezas de todos los alrededores, pero están sacadas de contexto e imagino que muchas de ellas estarían mejor en sus ubicaciones originales, que es para donde fueron creadas, pero a pesar de ello, merece la pena ver estas grandes obras de arte.
Las dos figuritas pequeñas me parecen muy curiosas, pero no sé lo que representan, la foto grande es de Buda en un estado total de calma y quietud, acompañado de otras figuras. La que está a la dcha. en la foto es de un personaje que lleva ayunando mucho tiempo, de ahí su aspecto demacrado.
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