NEW YORK
RASCACIELOS Y MÁS RASCACIELOS.
Al igual que Venecia Nueva York es una ciudad única, no se parece
a ninguna. Y una de esas cosas que la hacen única es la concentración de
rascacielos y la variedad de los mismos. Desde casi todas las calles, desde casi
todos los barrios se ven rascacielos. Hay zonas en las que te rodean, casi te
aplastan. Hay calles a las que nunca llega el sol. Hay barrios en los que uno
disfruta del sol y uno se siente más a gusto en un ambiente de dimensiones más
humanas, pero de repente, al doblar una esquina, surge uno o varios rascacielos
enormes, altísimos.
Unos anchos, otros
estrechos como finísimas y esbeltas agujas. Unos son de cristal o de plástico y
reflejan otras viviendas, otros rascacielos. Unos son lisos, otros tienen
diversas zonas separadas de las más diversas maneras. Me gustaría saber más de
arquitectura contemporánea y hacer un estudio de los diversos tipos de rascacielos
y sus soluciones plásticas, pues aquí vuelvo a percibir a la arquitectura como
una de las bellas artes, algo que en muchos lugares y que en muchas ocasiones
se ha olvidado.
Algunos rascacielos son como continuación de otros más bajos,
otros crean rincones muy acogedores, otros te obligan a recorrer la fachada
siguiendo ciertas líneas sabiamente trazadas, otros son un prodigio de luz y de
color, pues hacen que el color y la luz cambien según la posición del sol y la
del observador.
Rascacielos de Nueva York con columnas en las fachadas, con
gárgolas similares a las de las catedrales. Rascacielos de estilo neogótico con
ventanas y ventanas que parecen arrancadas de Venecia o de palacios europeos. Y
como para no hacer de menos a otros estilos arquitectónicos también hay
rascacielos de estilo neorrománico, con arcos de medio punto y capiteles dignos
de cualquier iglesia o claustro románico.
Rascacielos de New
York que a veces se apiñan como si fuesen una bandada de gorriones y otras
están solitarios y van orgullosos por la ciudad como si no quisieran saber nada
de nadie. Sí, porque hay rascacielos que van por la ciudad; se les ve desde
casi todos los sitios y aparecen como de repente, al doblar una esquina, o al
mirar desde la ventana de un edificio. Son rascacielos altos, finos, que están
en lugares estratégicos, en el cruce de varias avenidas. Son rascacielos que
rápido se hacen familiares.
Pero puestos a
preferir yo prefiero esas bandadas de rascacielos, esos grandes grupos que
parecen arroparse unos a otros y que me dan la sensación de ser una bandada de
gigantes que compiten entre sí por ver cual se yergue más arriba, más alto.
¡Rascacielos de Nueva York!
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