POR EL NORTE DE ALEMANIA
DÜSSELDORF es la primera ciudad alemana que recorro en el 2013. El GPS vuelve a mostrar su utilidad llevándome hasta un aparcamiento en el centro de la ciudad. El día está gris, llovizna de vez en cuando.
Enseguida llego a la parte antigua, que ya no es antigua, pues lo poco antiguo que había de interés está reconstruido. Esta zona está llena de restaurantes y tiendas para el turismo. Doy con un mercado de alimentos en el que hay muchos puestos de comida hecha para llevar y para comer allí. Aprovecho para tomar unas buenas raciones de pescado.
Hoy Tecklenburg me parece muy pequeño, se recorre en poco tiempo aunque se ande despacio mirando las casas y hacia un lado y otro buscando rincones que me gusten para fotografiar.
El Ayuntamiento y la estatua de Roland en la plaza del mercado de Bremen, son una representación excepcional de la autonomía cívica y los derechos de mercado tal y como se desarrollaron en el Sacro Imperio Romano Germánico en Europa. El antiguo ayuntamiento fue construido como una estructura de salón gótico a principios del siglo XV y renovado en el llamado estilo renacentista Weser a principios del siglo XVII. A principios del siglo XX se construyó un nuevo ayuntamiento junto al antiguo como parte de un conjunto que sobrevivió a los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. (Breve síntesis de la Unesco declarando Patrimonio Mundial estos monumentos).
Arriba un detalle de la decoración de la fachada del ayuntamiento. Son figuras gótico-renacentistas y adornos plenamente renacentistas.
Abajo casas antiguas en un lateral de la plaza. No sé si serán de un alto valor artístico, pero ayudan a crear un ambiente muy "auténtico", un ambiente de "tiempo pasado" que "a nuestro parescer siempre fue mejor".
La catedral también está en la plaza del Mercado. Los jovencitos comen sus bocadillos en las escaleras de la catedral. Los leones que están detrás de ellos les protegen de todo mal y devoran a sus enemigos.
La plaza tiene mil y un rincones, todos muy hermosos y con unas vistas preciosas. Los uniformados pertenecen a una antigua orden militar y posan junto a las estatuas de antiguos caballeros de esa orden.
El cuento de los hermanos Grim: Los músicos de Bremen es muy popular en la ciudad, tanto que en 1953 se colocó una estatua del grupo musical al lado del ayuntamiento. Los músicos, junto con el Roland de Bremen, son el emblema de la ciudad.
En Bremen, muchas personas también creen que si se tocan las patas delanteras del burro de la estatua y se pide un deseo, se cumple. Tanto es así, que con el paso del tiempo esa parte de la estatua ha adquirido brillo.
El nombre completo de HAMBURGO es «Ciudad libre y hanseática de Hamburgo». Esto se debe a su historia como miembro de la liga medieval hanseática y como Ciudad Imperial Libre del Sacro Imperio Romano Germánico. Los orígenes de Hamburgo se remontan al año 808 d.C., en el que Carlomagno mandó construir el castillo Hammaburg, desde el que se vigilaba la zona al norte del río Elba.
En el 845, una flota de 600 barcos vikingos llegó por el río Elba hasta Hamburgo y la destruyeron. No me imaginaba que los vikingos fuesen en número tan grande, pensaban que iban una o dos decenas de barcos y nada más.
Durante la Segunda Guerra Mundial la ciudad fue devastada por bombardeos entre 1940-45. Los bombardeos aliados, como un esfuerzo para poner fin a la Segunda Guerra Mundial dejaron una ciudad arrasada, llegando a un grado de destrucción total superior al 70%. Como consecuencia casi todo Hamburgo es muy nuevo. Me gustó mucho ver tantos edificios modernos hechos con muy buen gusto, creando ambientes armonizados, bien por ser similares o por acusados contrastes. Los hay de todos los estilos y hechos con todo tipo de materiales.
En las orillas de algunos canales quedan algunas casas antiguas en su estado original, y que se han conservado, pero en esos barrios otras muchas viviendas, aparentemente antiguas, han sido reconstruidas pues con los bombardeos quedaron muy seriamente dañadas.
Voy a la iglesia de San Miguel, a subir a la torre desde la que se goza de una vista estupenda de toda la ciudad y del puerto en particular. Es una de esas torres que se ven en la primera foto que he puesto de Hamburgo. No me entero que hay un ascensor para subir y como veo a gente que sube por las escaleras yo también lo hago, la verdad es que no me cansé nada ni me dolió el pecho a pesar de tener lo que tenía en el corazón y que se descubrió después, pues en agosto me operaron del corazón. Desde arriba la vista si que es amplia, y el puerto se ve muy cerca, casi a los pies de uno.
El puerto es enorme, todo erizado de grúas y como he venido a ver la ciudad me voy dando un paseo hasta allí. No veo grandes barcos, imagino que estarán por otras zonas. Aquí lo que hay son barcos pequeños para llevar a los turistas a dar una vuelta por el puerto.
Lo que sí veo son unos grandes edificios de ladrillo rojo a las orillas del río y de canales traseros. Son las oficinas y almacenes de empresas dedicadas al transporte marítimo, y en la guía turística se dice que allí se sigue almacenando seda cruda, alfombras orientales, especias, café y tabaco.
Ya no me parece tan raro pero todavía me sorprendo un poco de ver todas las plazas y calles llenas de gente. Hay un poco de sol y los alemanes lo aprovechan al máximo. Son las 4 de la tarde y cuando el sol sale bien, calienta bastante, pero a ellos debe ser lo que les gusta: ¡a lo mejor es que son de sangre fría!
Termino mi paseo bastante tarde y cuando voy a por mi coche el aparcamiento está cerrado, menos mal que una amable mujer me indica en español qué tengo que hacer para entrar y poder sacar el coche. Pocas veces he agradecido tanto encontrar a una persona que hable mi idioma.
Por la mañana temprano inicio mi camino hacia Dinamarca y paso por un pueblito, cuyo nombre no apunté, en el que me llaman la atención unas casas con el techo de paja. Paro a verlas y allí al lado hay una panadería pastelería con unas pintas estupendas. Le digo a la señora que me dé un trozo de la tarta más rica que tenga y como todas son ricas insisto en que me dé de la que más le guste. La mujer se ríe, me da las gracias por dejarla elegir y me da una tarta riquísima y un café estupendo todo por menos de 2€ (estamos en una pequeña aldea).
Enfrente está la iglesia con un bonito jardín. La iglesia me parece de estilo románico. Me acerco para verla y para estirar las piernas y compruebo que la iglesia no es románica, sino de estilo neorrománico, y que el jardín es el cementerio. Que recuerde nunca he visto un cementerio tan bonito, pues además de estar muy limpio y cuidado, tiene unas flores preciosas, pero flores plantadas allí, nada de ramos o de tiestos.
SCHLESWIG está a orillas del mar Báltico. El lugar por donde entro me parece horroroso con esa alta torre ahí en medio que no pega ni con cola. El museo que quiero visitar todavía está cerrado y para aprovechar el tiempo me voy a recorrer el pueblo.
En la orilla de enfrente de donde estoy se encuentra la catedral y el viejo barrio de pescadores. La catedral es enorme, es una catedral hecha de ladrillo como casi todas las del norte de Europa. La verdad es que estos alemanes hacen unas catedrales góticas grandiosas, llenas de luminosidad y comparables a muchas catedrales francesas. La catedral destaca mucho sobre todos los demás edificios; su torre es como un enorme faro.
La gran joya de la catedral es el retablo tallado en madera. Todo está en color madera y por lo mismo no se distingue nada de lo tallado desde el lugar en que se encuentran los fieles. Aquí aprecio mucho más el valor de pintar las figuras, con una técnica u otra, pero pintarlas. (está claro por la iluminación eléctrica)
La parte más antigua de la ciudad está alrededor de la catedral. Todo son casas bajas, de una o dos plantas. Casas que están muy arregladas y conservadas pues sigue viviendo gente en ellas. Las calles son estrechitas y empedradas. Junto al mar está el antiguo barrio de pescadores, que no se diferencia mucho del resto.
En medio de una gran plaza rodeada de casas hay una iglesia, y rodeando a la iglesia está el cementerio; es un cementerio que podría pasar por un jardín a no ser por las lápidas de las sepulturas. He visto cementerios dentro de las ciudades, alrededor de la iglesia, pero nunca uno en medio de una plaza que me parece de las principales de la ciudad. Cuando cuento esto y enseño las fotos, los españoles nos sorprendemos mucho y lo vemos como algo casi inconcebible, pues nosotros tenemos los cementerios alejados de las ciudades o pueblos.
Viendo todo esto se ha pasado el tiempo, y ya hace rato que el museo está abierto. Me voy para allá.
El Museo Estatal de Arte e Historia tiene varias partes bien diferenciadas.
Está en un palacio construido en diversas épocas y me sorprende encontrar magníficos salones góticos y renacentistas decorados con cuadros, estatuas y mobiliario de la época.
Esta gran sala renacentista, de 1591, se denomina salón del ciervo (Hirschsaal), por la cabeza disecada de este animal.
La capilla renacentista, con dos niveles es magnífica. En la Europa del Sur nunca había visto una capilla con estas características, con la balconada superior para no sé quién y otra parte inferior. Esta misma estructura la volveré a ver en Dinamarca, lo que ya no me extraña, pues está ciudad ha pertenecido en otros tiempos a ese país. El resto del antiguo palacio tiene estancias de estilos posteriores, que imagino que se fueron decorando a medida que el gusto y las modas fueron cambiando.
En un edificio que hay en los jardines se exhibe una gran barca de madera de roble construida hacia el año 320, que se hundió en una turbera sobre el 350 y que fue hallada en 1863 en un estado de conservación excelente. Esta barca es una de las grandes joyas de este museo.
En otro edificio está la colección de arte contemporáneo. En el jardín ya hay modernas esculturas, algunas tan curiosas como las de la foto que me recuerdan a las señales que salían en las películas de aventuras y que eran las que prohibían entrar en un determinado territorio.
En la Galería de Arte Contemporáneo, gracias a la Fundación Rolf Horn entre otros, se pueden admirar las obras maestras de los tres grandes maestros del expresionismo del norte de Alemania: Emil Nolde, Ernst Barlach y Christian Rohlfs. Esta galería cubre una muestra representativa de arte contemporáneo en el norte de Alemania.
Hay cuadros que me gustan mucho, como esa puesta de sol de Emil Nolde o ese otro cuadro tan sencillo con ese enorme trazo de color amarillo y cuyo autor no recuerdo. El resto de obras también me gustó bastante y me sorprendió mucho la viveza y alegría del color de los expresionistas alemanes del “Puente”. Un magnífico museo en un pequeño pueblito. ¡Qué gran sorpresa!
Y desde aquí paso a Dinamarca. Tengo que continuar mi largo recorrido. Ya de vuelta cruzo en el ferry de Dinamarca a Alemania.
En el lugar donde atraca el barco hay un magnífico camping, y desde él veo como el ferry vuelve otra vez a Dinamarca. No sé porqué le miro, es como una especie de nostalgia o algo así, pero en realidad no es nostalgia de nada. Esta es una de esas cosas raras que, de vez en cuando, nos pasan a los humanos.
La ciudad de TREVEMUNDE está muy cerquita del camping y por la mañana temprano me voy hacia allí.
Me parece una ciudad de un rancio turismo, de un turismo que ha venido aquí desde hace muchos años, pero que conserva los modos y las costumbres de tiempos bastante lejanos. Es una ciudad del siglo pasado, con unas casas y unos lugares hechos como para descansar, para dar tranquilos paseos mientras se saluda a las amistades que solo son amistades del verano. Donde los jóvenes miran a las chicas, y las chicas a los chicos, intentando echarse una pareja que sea un buen partido.
La temporada veraniega está empezando, estamos en junio y aún es un poco pronto, por eso se ve a tan poca gente por la calle. Hay casinos de juego, tranquilos cafés, paseos a la orilla del mar, elegantes tiendas donde se va a comprar, a charlar y a quedar con las amistades, pequeños hoteles con aire familiar donde los clientes vuelven un año tras otro y un ambiente refinado y un poco pijo, como dirían mis nietas.
Cuando veo estos veleros me quedo sorprendido. Son barcos de otra época, de otro tiempo. Hoy son un capricho, pero un capricho para alguien que ame mucho el mar, que sepa manejar el viento a su antojo y que tenga mucho dinero para comprar un barco como este y para mantenerlo. El mar brilla con el reflejo del sol y los palos del navío suben hacia el cielo buscando el viento.
Y el nombre de esta ciudad me es familiarmente sonoro, y pensando y pensando creo que es porque le asocio con algún nombre que aparece en el Quijote. Creo que es Trapisonda o Trebisonda. Busco y veo que las dos palabras aparecen en el prólogo del Quijote "...Trapisonda: una de las cuatro regiones -citada también como Trebisonda-, junto con Constantinopla, Tesalónica y Nicea, en que estaba dividido el imperio bizantino en el siglo XIII..."
La mente humana es un misterio pues, ¿Qué me ha llevado a asociar Travemunde con esas palabras que aparecen en el Quijote? Me siento en un banco junto al muelle. La temperatura es muy agradable. Y aquí estoy un buen rato sintiendo el mar en mi alma, en mi espíritu. Quizás mi espíritu quiera vagar sin ataduras por inmensidades tan grandes o mayores que el mar. ¡El mar, reflejo del cielo, reflejo de lo infinito!
Muy cerca está LÜBECK, una de las ciudades más bonitas de Alemania. Su silueta desde lejos es inconfundible con sus siete altivas torres. El casco antiguo de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, por la cantidad y calidad de construcciones de ladrillo en estilo gótico báltico que conservan todo el aire y el carácter de la antigua ciudad de la Hansa.
Enseguida me encuentro con el Hospital del Espíritu Santo, que tiene una gran nave gótica de los siglos XIII y XIV muy bien decorada. Se ha restaurado hace poco y ha quedado magnífica. No conocía este tipo de edificios y la verdad es que este me gusta mucho.
Enseguida me encuentro con el Hospital del Espíritu Santo, que tiene una gran nave gótica de los siglos XIII y XIV muy bien decorada. Se ha restaurado hace poco y ha quedado magnífica. No conocía este tipo de edificios y la verdad es que este me gusta mucho.
Las iglesias góticas de la ciudad son estupendas, similares a las grandes iglesias francesas y alemanas, pero éstas de ladrillo, el material de construcción de la Europa Nórdica. Las iglesias son muy luminosas, ¡ah! y están abiertas todo el día y no cobran nada por entrar. En algunas hay una persona sentada a la entrada, imagino que cuidando y vigilando un poco la iglesia. Todas las iglesias se hicieron antes de la Reforma Luterana y hoy, muchas son de culto protestante y otras católicas. La verdad es que algunas no se distinguen bien ya que conservan el altar mayor e imágenes y retablos. Y me parece muy bien que no lo destruyeran pues seguro que las imágenes, pinturas y altares no se metían con nadie ni interrumpen las celebraciones. En lo que algunas iglesias se distinguen es en la colocación de los bancos y por el órgano. Hay muchas protestantes con los bancos alrededor del púlpito o del lugar de predicación, otras mirando al órgano, que parece que se ha convertido en el nuevo altar de la iglesia.
Las iglesias en las que no hay culto se dedican a salas de exposiciones y conciertos, lo cual es una buena manera de aprovecharlas, y también están abiertas para que la gente las pueda ver.
Y sigo andando y mirando los edificios renacentistas y góticos que hay por toda la ciudad antigua. Todos están utilizados, bien como oficinas, como viviendas e incluso como comercios.
En una de esas maravillosas casas antiguas de ladrillo, hay una tienda de ropa de cuyo escaparate me llaman la atención tres maniquíes.
Uno de chica tiene una camisa metida por una parte de los pantalones y otra no, como las llevaba yo de jovencito cuando después de algún ejercicio físico me olvidaba de colocarme la ropa y luego me decían en casa que iba hecho un desastre.
Otro maniquí de chica lleva los pantalones tan bajos que iba luciendo las bragas, bragas que van a juego con la ropa de la parte de arriba.
El último maniquí que llamó mi atención es el de un hombre que anuncia unos calzoncillos verdes, y al que han rellenado "el paquete" con papeles y espumas de forma que es una exageración, a no ser que quieran anunciar que a los hombres que se compren estos calzoncillos les crece "el paquete".
La puerta de Holstentor, de la antigua muralla, es muy chula. Me parece elegante, fuerte, poderosa y me recuerda a un cuadro expresionista de Kirchner en que las torres están de un rojo fuerte.
Kirchner dijo: "Las formas y los colores no son bellos en sí mismos, sino aquellos que son producidos por la voluntad del alma". Es una frase que parece sacada de un tratado de Filosofía del Arte. ¿A que sí? Por que ¿Cómo puede el alma producir colores? ¿o se está refiriendo a colores que expresan los sentimientos del alma?
RATZEBURG es una pequeña localidad que visito por ver su iglesia románica de ladrillo. La verdad es que es un pueblo muy pequeño, con muy poca gente por las calles y que debe ser famoso por los buenos resultados de sus embarcaciones de remo y de vela. Imagino que muchos de sus habitantes será gente que vive en otro sitio y viene aquí a entrenar y a disfrutar de esta tranquilidad.
Todo es muy sobrio en esta catedral románica de ladrillo. No hay esculturas en la entradas, pero lo que hacen es un trabajo ornamental colocando los ladrillos en diversas posiciones y añadir trozos en blanco, creando unas líneas sencillas y a la vez elegantes. En lo de la colocación de los ladrillos me recuerdan el arte mudéjar español.
En el altar hay una representación de la Pasión de Cristo tallada en piedra (alto relieve) de alrededor de 1430. Se ven cuatro momentos de la Pasión (de izqda. a dcha.) Jesús con la cruz a cuestas; Jesús crucificado; Jesús en el sepulcro y la Resurrección. Y en tan pequeño espacio logra que la vista vaya de uno a otro lugar por la claridad de la figura de Cristo y la de los que le rodean. Pero esto no lo consigue bien con Jesús con la cruz a cuestas, aunque la inclinación de los brazos de la cruz nos pueden llevar al rostro de las mujeres que están al pie de Cristo crucificado y subir a éste, para desde ahí bajar al enterramiento de Cristo y de allí subir a su resurrección. Creo que más que la claridad de la figura de Cristo es la inclinación de la cruz y de sus brazos la que constituye el armazón de la composición, aunque bien pensado pueden ser las dos las que mueven la vista por todas las figuras.
Interior y exterior de la iglesia de RATZEBURG. Los muros son bastante altos para dar grandiosidad al edificio. Muchas ventanas fueron modificadas en siglos posteriores
SCHWERIN es sobre todo el castillo. Yo le vi como una aparición al doblar un recodo de la carretera. Las formas de este castillo me eran muy familiares, intenté recordar pero no sabía el porqué, hasta que leí que los arquitectos que lo diseñaron se inspiraron en el castillo de Chambort.
No pude visitarlo porque estaba en obras; no sé cómo lo hacen ahora pues debe ser la época en que vienen más turistas, pero no me da rabia porque en la guia no le pone como muy interesante de ver por dentro, aunque ya no me fio mucho de las guias por eso de que para gustos están los colores.
El resto de la ciudad es muy señorial. Abundan los edificios y palacetes de estilo neoclásico.
La catedral gótica es de este gótico alemán que no tiene mucho que envidiar al gótico francés en cuanto a luminosidad y grandiosidad interior y exterior de las iglesias. Como todas las del norte, esta también es de ladrillo. La luz es soberbia. Toda es luz natural, no hay focos encendidos. La altura impresionante.
El centro de la ciudad está muy lleno de gente, sentada en bancos y terrazas. Como llevo mucho rato andando también me siento y miro a la gente al pasar y al subir y bajar de los tranvías que tienen una parada enfrente de donde estoy sentado. Todo esto de mirar a la gente moverse a mi alrededor, me resulta muy entretenido.
Al regresar hacia el coche vuelvo a pasar junto al palacio. la luz es muy cambiante pues hay unas nubes muy oscuras, como de tormenta, que a veces dejan pasar el sol y que en otras ocasiones desaparecen y dejan el cielo completamente azul. Hice una foto y en ese momento pasó el autobús. Creí que la había estropeado, y al mirar lo que salió, me gustó, y por eso la puse aquí.
La catedral es magnífica y enorme de grande, ya tenían que tener ganas aquellos hombres de hacer un edificio de estas dimensiones. ¡Mucha tenía que ser su fe!
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