BÉLGICA – Gante - Brujas
GANTE es una de las ciudades más bonitas de
Bélgica. Estuve aquí hace muchos años en una visita relámpago de un viaje
organizado. El autobús paró delante de la catedral, vimos el cuadro del Cordero
Místico, salimos y volvimos a montar en el autobús que nos llevó a otra ciudad.
Recuerdo que el guía español que nos acompañaba nos dijo que en Gante ya no
había nada más que ver. Imagino que tenía planificado llevarnos a otros sitios,
porque si de verdad pensaba que no había más que ver, poca idea tenía este
hombre de Gante.
Gante tiene unas iglesias enormes, preciosas. Son unas
iglesias góticas altas, altísimas y llenas de luz, además de esa luz tan
peculiar de los Países Bajos que todo lo envuelve, lo suaviza y lo dulcifica. Sus
iglesias coinciden con el momento de gran auge de esta zona, el momento previo
al nacimiento de Carlos V, el emperador. Y este momento de auge también se
refleja en los palacios y en las casas de los nobles y comerciantes, y en los
edificios comunales.
Yo creo que cada ciudad competía con las vecinas para ver
cual hacía el ayuntamiento más lujoso, o la torre más alta, o cual contrataba
al pintor más famoso para que pintase cuadros para tal iglesia o tal catedral.
Carlos V se cría en este ambiente de lujo y no es raro que se lleve a España a
los mejores pintores o los mejores cuadros que compró él o habían comprado sus
padres o abuelos. Por eso en España tenemos la mejor colección de pintura
flamenca antigua.
Paseando paso por el castillo de los Condes de Flandes, una
de las pocas fortalezas románicas que quedan en Europa y cuya restauración no
gustó a muchos porque se había alterado la austeridad y seriedad románica con
almenas y otros adornos que se añadieron.
Es un placer pasear por toda la parte antigua de Gante, con
sus casas tan bonitas, de siglos tan diferentes, tan variadas y a la vez tan
uniformes, algo que es difícil de explicar pero que se entiende rápidamente
cuando uno se pasea por aquí. Gante
tiene una pequeña zona con canales, canales que son los de aquí, que no se
parecen a los de Venecia ni a los de las ciudades holandesas.
Mi caminar me
lleva a varias iglesias y en el interior de una de ellas, para sorpresa mía, me
encuentro con una fotografía de tamaño natural de una mujer desnuda vista de
espaldas. Y me asombro porque no sé que puede pintar una foto así, sin ningún
escrito ni comentario, en el interior de una iglesia.
Salgo de la iglesia y le
sigo dando vueltas al sinsentido de la foto, y mira por donde en una de las
plazas de Gante, donde pasea la gente en esta tarde de domingo, se levanta un
poco de viento que a su vez levanta las faldas de algunas mujeres. Puede ser
que para los belgas ver los culos de las mujeres sea algo habitual y que tenga
para ellos un sentido que desconozco, sentido que debe tener algo que ver con
la religión y que les ha llevado a poner la foto de la chica desnuda de
espaldas, a la que se la ve bien el culo, en el interior de la iglesia. ¡Desde
luego que esto de viajar hace pensar un montón cuando se intenta comprender el
punto de vista de otros!
De entre las ciudades que conozco a BRUJAS la considero una de
las más bonitas del mundo. Pasear por sus calles y junto a sus canales es
volver a los siglos XV y XVI.
Pero su
belleza no está en su antigüedad. La antigüedad no otorga ninguna belleza a
nada, como mucho le otorga interés histórico o antropológico, pero nada más.
Esta ciudad fue bella desde sus comienzos. Sus habitantes tenían buen gusto a
la hora de construir sus casas; los burgomaestres escogieron los mejores
diseños para sus edificios públicos, y los arquitectos supieron edificar
teniendo en cuenta lo que tenían alrededor y crearon bellos rincones a la par
que bellos monumentos.
En esta ciudad, como en otras muchas, se aprecia porqué
se consideraba a la arquitectura como una de las bellas artes. La arquitectura
no es solo construir edificios que sirvan para vivir, rezar, etc. y que no se caigan
y duren muchos siglos. La arquitectura debe crear edificios hermosos en un
entorno de belleza en el que el hombre se encuentre a gusto. Brujas tiene de
todo.
Sus canales le dan un encanto y una belleza que no es ni la de Venecia,
ni la de Ámsterdam, ni la de Gante. Los canales de Brujas son los de Brujas,
con nombre y características que le son propias. Son canales llenos de paz, de
calma, de sosiego. En ellos parece que se reflejan los siglos y la quietud y la
calma de los habitantes que han vivido en esta ciudad. Pero sus canales tienen
que ver mucho con las casas que los
bordean.
Uno de los rincones más bonitos y más visitados es en el que se ve una
vivienda con fachada de madera y un patio de otra vivienda. A mí me parece un
rincón tremendamente bucólico y romántico, pero romántico en el sentido de
evocar la vida en la Edad Media. Imagino a un hombre viviendo al otro lado de
esas ventanas, leyendo libros, escribiendo a mano, mirando de vez en cuando
hacia el canal, hablando con alguna mujer: madre, esposa o hijas sobre temas
más o menos banales y a las mujeres bordando o cosiendo a la suave luz que
atraviesa las ventanas. No sé porqué pero esa vivienda es lo único que me
evoca. Si yo viviese en ella lo primero que se me ocurrirá hacer es lo que
acabo de escribir: sentarme al lado de las ventanas que dan al canal a leer y a
escribir.
Voy andando por una calle que conduce a uno de los grandes
aparcamientos donde se bajan los turistas de los autobuses. Y mi sorpresa es
enorme cuando veo un escaparate de una tienda que es un sex shop. Y lo que más
me sorprende es el tamaño de los escaparates y la gran cantidad de artículos
que hay expuestos. En España nunca había visto este tipo de tiendas en las
calles más céntricas y con unos escaparates que muestran la mercancía de forma
tan explícita. En Austria y en Alemania ya he visto otras tiendas similares,
debe ser que en España estamos aún un poco
atrasados en este tema. Unas parejas de mi edad miran y comentan sobre lo que
se ve. También se echan unas risas. Todos estamos de acuerdo en que el
contenido de esta tienda, a nuestra edad, nos viene un poco grande.
Continúo paseando y mirando los antiguos palacios, el ayuntamiento
y otros edificios más o menos públicos. No hay mucha gente en las calles,
todavía es pronto y los turistas están empezando a llegar. Es una ventaja estar
tan poca gente: se pueden hacer fotos tranquila y reposadamente y se puede uno
sentar donde quiera. Y así, poquito a poco doy la vuelta al Brujas turístico y
llego otra vez a donde había dejado mi coche.
Muy cerquita de Brujas está DAMME. Es un pequeño pueblito a orillas del hermoso canal que une
Brujas con el mar. Hace mucho calor. Unos chicos están pescando y tomando el
sol al mismo tiempo. Un molino crea unos paisajes pintorescos.
Aquí en Damme,
en lo que es hoy el ayuntamiento, se casaron Juana de Castilla (la que luego sería
la Loca) y Felipe el Hermoso allá por los tiempos de Maricastaña.
¡Anda que no
tuvo consecuencias para España aquel matrimonio! Quien lo iba a decir en el
momento de la boda.
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