lunes, 29 de enero de 2018

CASTILLOS DEL LOIRA (9)
De Candes St. Martin a Serrant.
 Montsoreau sí que es uno de los castillos del Loira, más cerca no puede estar. Una parte del castillo o se calló o lo destruyeron en alguna guerra, pero el hueco que quedó lo taparon y el resto se volvió a utilizar como castillo. Ya he dicho que los castillos del Loira son iguales porque se construyen o adaptan en la misma época y son diferentes unos de otros porque que cada uno tiene una característica particular.
 Este está totalmente desnudo, aquí se puede apreciar la arquitectura en estado puro, no hay nada que distraiga, la luz es la que entra por las ventanas, todo es lo original.
Hay algunos ventanales que son preciosos, el efecto lumínico es magnífico. Viendo este ventanal me imagino a una princesa o a una reina o a una de las damas de la corte leyendo un libro o cosiendo o tejiendo. Esta es una imagen elaborada por las lecturas y películas que leí o vi de jovencito. Pero Montsereau no es solo el castillo, es un pequeño pueblo que se ve estupendamente desde lo alto del castillo. Estos pueblitos del Loira son muy parecidos unos a otros. Los tejados son de pizarra, los muros blancos  y  así todo el pueblo tiene un color característico: gris azulado muy claro por efecto del sol y sobre todo por la interacción con el blanco de los muros.

        Y el Loira pasa tranquilo y majestuoso casi acariciando la base del torreón del castillo. Hay unas pocas barcazas amarradas en un pequeño muelle. Pero estas barcazas apenas se ven por le rio, es una actividad, un medio de transporte que ya ha muerto.
Fontevraud es una de las grandes joyas del valle del Loira. Pocas iglesias tienen la luz de  Fontevraud. Está arreglada, quizá restaurada, pero aun así es una iglesia magnífica. Las dimensiones, las bóvedas, esa bóvedas que solo he visto en algunas iglesias del románico francés, y la luz.
Es una de las iglesias con una luz tan prodigiosa. Lo bueno que tiene esta iglesia y otras muchas es que no tienen luz artificial, la luz que hay es la que concibieron sus constructores. Y aquí están los yacentes de Aliénor de Aquitania, su marido Enrique II, su hijo Ricardo Corazón de León e Isabel de Angulema, esposa de su otro hijo Juan sin Tierra.

Ante estos yacentes  los ingleses se quedan como extasiados. Debe ser un arrebato de patriotismo o algo parecido.
El claustro magnífico, todo un derroche de luz. Las cocinas son un pequeño tesoro, pues son de las pocas que se conservan del siglo XII.
En otras dependencias monacales hay una instalación de arte contemporáneo, que la verdad no queda nada mal. Veo la instalación como un espectro, como un adiós al mundo de las barcas que recorrían el Loira, desde un mundo fantasmal, como algo del pasado.
 El problema que le veo a estas instalaciones es que solo se pueden poner en sitios como estos, es un arte efímero, un arte para el recuerdo, un arte un poco espectral pues los espectros son cosa del pasado.
        Saumur es un castillo castillo y un castillo palacio. Todavía conserva el aire de castillo medieval, hecho para la guerra, pero también tiene el aspecto de un palacio por tantas ventanas y esos pináculos por tantos sitios. Es un castillo muy arreglado, muy restaurado. Por dentro no tiene nada especial salvo un museo de artes decorativas y otro museo del caballo.
        La vista del Loira y de parte de la ciudad es magnífica desde lo alto del castillo. Todo el horizonte es tremendamente llano, y todo verde. Todo el paisaje, todo lo que se ve, es la imagen perfecta de la dulce Francia.
        Montreuil Bellay es un castillo que me desconcierta. Por un lado me parece viejo y por otro nuevo. Dentro del recinto hay una enorme iglesia que no sé lo que pinta allí. Cuando llego queda poco tiempo para cerrar y ya no dejan entrar a verlo. Me voy hasta el puente que he atravesado con el coche al venir aquí y que presentaba una buena vista del castillo y de su reflejo en el agua. Con poder ver esto, tranquilamente y con calma me doy por recompensado. Otra vez ya veré este castillo por dentro.
Thouars es la ciudad de la luz del atardecer. Llego relativamente tarde para el horario francés, pero para mí todavía es buena hora. El sol ya está muy bajo y tiñe los edificios de un bello color dorado.
  La portada de la iglesia románica es magnífica y muy original con esas dos puertas laterales cegadas. Imagino que se taparían por algún motivo pues no creo que desde un principio se hicieran así.
        Voy paseando hasta el castillo, bueno, hasta lo que se llama el castillo, que hoy son edificios del siglo XVII que están donde antes hubo un castillo del que quedan algunos trozos, trozos que no se pueden visitar ya que actualmente es un colegio. Bueno, no puedo ver  el castillo o el colegio (no sé cómo llamarlo) pero la vista con el sol de poniente es espectacular. Pocas veces y en pocos lugares he visto encenderse las rocas de los edificios como aquí.
          Cuando voy al camping de esta ciudad compruebo que estoy solo. Es algo que no me gusta, no es que me dé miedo, solo es que no me gusta. Luego, muy tarde llega un chico que se mete en su tienda o rulotte (ya no me acuerdo); debe ser un chico que vive aquí. Esto es más barato que alquilarse una casa. Cuando pasa nos decimos ¡buenas noches! Y esa es toda nuestra conversación.
Behuard está en la orilla del Loira. Ya había estado en este pueblito y en su iglesia. Una iglesia que se acomoda a la forma de las rocas sobre las que está hecha. ¡Caprichos de un rey! Y este pueblito tiene todo él un aspecto antiguo, como de viejito, lo que posiblemente es.
   Serrant es el último castillo del Loira que veo en este viaje. Es un gran castillo. Lo que parecen torres y el foso de la fortaleza medieval no pertenecen a esa época.
Se comienza en 1564 y ya no había guerras que justificasen torreones y fosos. Todo fue un capricho o del arquitecto o del propietario. El castillo actualmente está habitado. Los muebles son muy chulos, pero no tengo fotos porque no dejan hacerlas. Las pocas que hice fueron a escondidas.
La luz y el ambiente que se crea alrededor de este tocador me gustan mucho; es un ambiente con un cierto aire romántico, muy íntimo. Es un lugar perfecto para poner un tocador; es un lugar donde una persona puede soñar con cosas que pueden suceder cuando termine de arreglarse o también cosas que puede recordar de cuando hace  tiempo se arreglaba aquí. Me parece que la guía nos dijo que en estas habitaciones estuvo alojada una reina de Inglaterra.
        En los jardines quedan restos de fortificaciones de la segunda guerra mundial. Aquí estuvo el cuartel general de no sé cuál división o departamento, y todo el perímetro estaba muy fortificado tanto para prevenir ataques de la resistencia como para refugiarse en caso de bombardeos de las tropas enemigas. Cuando lo veo pienso: ¿Y por qué no lo tiran? Y acto seguido también pienso ¿Y para qué tirarlo? Esto ya forma parte de la historia.
        Aquí doy por terminada esta segunda visita a los castillos del Loira. Ya he visto casi todos los castillos y casi todas las localidades con interés de esta región. Aún me quedan algunos sitios para visitar, son lugares con poco interés artístico o cultural, por lo menos eso es lo que indican las guías que manejo. No haber visto todo lo que hay en el valle del Loira es un buen pretexto para volver a esta parte de Francia tan bonita, tan amable y tan bucólica.
        Y desde aquí me marcho hacia el sur, hacia España, con los recuerdos y las imágenes de estos lugares. Espero que no se me pierda nada por el camino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario