INDIA - Shivpuri: Cenotafios reyes Scindia
octubre 2011
Después de desayunar,
fuimos a visitar, en Shivpuri, los Cenotafios
o tumbas de los reyes Scindia. Son
como grandes palacios en medio de esplendidos jardines.
La estatua del
difunto está junto a su tumba. Viendo estas tumbas pienso que la concepción de
la muerte y del edificio es diferente a la nuestra. Para ellos la muerte es como estar dormido, y no es de extrañar que a la hora de despertar se
le prepare un palacio, pues siempre ha vivido en uno.
Y ese palacio también
tiene jardines para poder pasear, con templetes para resguardarse
del sol o de la lluvia y poder hablar o leer o simplemente descansar al aire
libre.
Paseo por estos preciosos jardines y entro en el cenotafio de mármol blanco, en el que las ventanas son piezas de mármol con formas abiertas que
dejan pasar una suave luz, el aire y no el calor.
Entro, y lo que veo es una
sala maravillosa de estar,
con cojines y asientos en el suelo, en el que hay una suave luz y una
temperatura muy agradable. Me siento. ¡Qué a gusto se está aquí! ¡Todo es tan
bonito! El mármol blanco, las incrustaciones de mármol de otro color, el ritmo
de los dibujos, los colores de las lámparas, las diferencias de luz entre una
parte de la sala y otra, los ritmos que crea la luz.
¿Y para qué necesita un
muerto un sitio tan bonito y tan agradable? Para nada si estuviera muerto, pero
si lo que le ocurre es que solo está dormido, sus familiares y amigos siguen
estando con él, le van a visitar y esperan que se despierte para contarle y
comentarle sus cosas, entonces es normal que un buen anfitrión procure que el
lugar para sus más íntimos allegados sea un lugar agradable, cómodo y si es
posible bonito y hermoso. Y todo esto lo he pensado mientras he estado aquí
dentro, sentado o paseando. Este
cenotafio me ha parecido hermosísimo.
En el jardín una mujer
corta el césped con una pequeña hoz. Está sentada a la manera tradicional y lo
hace sin aparente esfuerzo.
Un poquito más allá, en
una pequeña hornacina abierta veo estas dos imágenes que me parecen como
muñecos vestidos. Si los viese Alicia se querría poner a jugar con ellos. No
son imágenes de dioses que inspiren temor, a mi me inspiran curiosidad y algo
de ternura.
En la puerta del
complejo un hombre vende chuches. Algunos del grupo los compran.
¿No será una forma de mantener la dulzura
y belleza del sitio?
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