viernes, 14 de diciembre de 2018

LA INDIA (10) - Delhi
Hasta las 10 de la noche no vamos al aeropuerto, así que tenemos media mañana y toda la tarde para andar por el Viejo Delhi.  Nico propone ir por las calles y zonas que no vimos el primer día pero la gente prefiere irse a comprar a una zona de tiendas nepalíes que tienen precios muy bajos.
 Al final nos vamos Nico y yo solos. El tiene ganas de ir a un restaurante del que le han hablado, como a mí me da lo mismo ir a uno que a otro  decido acompañarle.

Es un restaurante donde nos damos un hartón a comer cordero guisado; es la primera vez que como cordero aquí en la India, hasta ahora solo he comido pollo.
 Después de comer vamos a ver un pequeño templo por una zona de callejuelas, callejuelas que están llenas de comercios de todas clases; bueno los comercios están agrupados por callejas o por zonas, al igual que los gremios o zocos en muchas otras ciudades.
 Me doy cuenta que aquí hay muchos puestecitos de comidas, de fritos y que a determinadas horas están llenos de gente y no para de freír y en otras no hay prácticamente nadie; aquí, como en todo, también hay sus horas de picotear o comer fritos, y ahora no toca, pero cuando llega la hora Nico y yo probamos de varias cosas en un puesto que a él le inspira confianza por la limpieza, porque hay mucha gente y porque el aceite está limpio.

Vagabundeamos de un sitio a otro y no encontramos el pequeño templo. Se va haciendo tarde. Propongo volver en metro al hotel para así conocerlo. De acuerdo, nos vamos.
 Y pasamos por el fuerte rojo, por zonas concurridísimas y por un edificio sin terminar que es un basurero enorme.
Al lado hay unos jardines muy sucios donde la gente, sentada en el suelo, descansa.
         Llegamos al metro. Es muy nuevo, hace pocos años que lo han inaugurado. Las medidas de seguridad son casi como en un aeropuerto; no hace mucho hubo un atentado con muchos muertos ¡Cosas del fanatismo religioso!
         Lo que más me sorprendió del metro es lo limpio que estaba todo: vagones, andenes, pasillos. Parecía que no estábamos en la India. Pero nada más salir me encontré con la cruda realidad. Me encontré con un montón de suciedad.
         Y aquí termino el relato de primer viaje a la India. No sé si volveré. Ganas no me faltan. Es curioso que sienta ganas de volver a un lugar donde he visto muchas imágenes que me han producido una honda tristeza, niños trabajando, buscando entre la basura, ancianos muy desamparados, gente durmiendo en el suelo, gente viviendo en la calle, etc. Es una de esas paradojas que no acierto a explicar, y mira que he pensado muchas veces en ello.
          Quizá por encima de todo me hayan encantado la maravilla de los colores hindúes, la amabilidad de sus gentes, la belleza de sus mujeres (las hindúes me han parecido muy guapas), el hechizo de la naturaleza y el encanto indescriptible de los niños hindúes.
         Ha sido un gran viaje a la India.

No hay comentarios:

Publicar un comentario