sábado, 7 de septiembre de 2019

SUDÁN DEL NORTE (1) - Jartum.
Jartum es la gran ciudad de Sudán. Junto con Omdurmán, que está pegando a ella y entre las que no hay separación física, suman 8 millones de habitantes, que ya son muchas personas. Este número originaría una ciudad variopinta en Europa, con barrios residenciales y de alto lujo, otros de gente de clase media y otros barrios mucho más pobres. Pero Jartum está en el África subsahariana y aquí esa estratificación no ocurre. Aquí hay dos zonas: la del gobierno, autoridades y ricos,  y la otra.
           Casi todas las calles de Jartum son de tierra. Por algunas partes hay aceras, por la mayoría no. Los coches aparcan en cualquier sitio, y los burros y los carros. Por la noche son muy pocas las calles que tienen alumbrado público, la mayoría no tienen y las pocas luces que hay son  de las tiendas y casas que ponen una luz por su cuenta y coste.
          Para mí las calles de Jartum son un espectáculo. Todas las personas son de color, así que a los claritos se nos ve perfectamente y no podemos pasar desapercibidos. En cualquier sitio hay un cafetería, pues basta tener una cafetera, algo para calentarla y café, té o infusiones para montar el negocio. Lo mismo ocurre con los comerciantes de cacahuetes, dátiles y otros frutos secos que desconozco.
          Para vender periódicos tampoco hacen falta muchos requisitos: una tela, un trozo de suelo para extender la tela y los periódicos. Lo que suele ocurrir es que son muchas las personas que leen los periódicos desde el escaparate; pero así atraen a otros y entre todos se va vendiendo la prensa diaria.
          En esencia la vida aquí es como en todos los sitios. Por la mañana los panaderos llevan el pan a los lugares de venta o a las casas de los clientes habituales, pero en vez de llevarlo en una furgoneta lo llevan en una bici o en una gran bandeja en la cabeza.
            El lechero va repartiendo la leche al igual que lo hacían los lecheros en España cuando yo era niño: con un carrito y con un burro. Pero para este hombre hace mucho frío ahora por la mañana; yo voy en mangas de camisa y no tengo nada de frío, él se arropa con una manta. ¿Qué le pasaría a uno de estos hombres si vinieran en invierno a España? Pues posiblemente lo mismo que a nosotros si viniésemos aquí en verano.
          Por todas partes se van construyendo viviendas y más viviendas similares a las que se construyen aquí en España: grandes bloques que los sudaneses ven como la solución al problema del abastecimiento de agua, electricidad y construcción de alcantarillas. Y en las placitas que van quedando entre tanto bloque los chavales juegan al futbol.
 
          Aquí hay un museo arqueológico con restos encontrados por todo el Sudán. No hay muchos objetos. Los que más me llaman la atención son los de las iglesias cristianas coptas. Las pinturas y mosaicos  tienen bastante parecido con los mosaicos bizantinos y con pinturas europeas primitivas (primer románico). Objetos y templos egipcios hay muy pocos, los restos de templos son escasos y para mi gusto falla una reconstrucción de alguno de ellos. Viendo lo que hay aquí y lo similar a esto de Egipto hay que decir que los egipcios lo han cuidado mucho mejor.
             En el museo hay un grupo de jovencitas de algún colegio o universidad. Y aquí veo mis primeros únicos ojos del Sudán. Me da mucha rabia ver a mujeres así. No puedo entender este fanatismo ni esta intolerancia pero solo para la mujer. ¿Qué pensará esta jovencita? ¡Cuánto me gustaría poder hablar largamente con una de estas mujeres! Pero evidentemente no puedo.
 
 
            En Jartum hay un lugar muy importante para los sudaneses: la tumba del Mahdi, el elegido de Alá que unió a todos los clanes para formar una alianza que pretendía establecer una república islámica como preludio a un estado islámico mundial. Llevó a su ejército a una guerra religiosa dirigida a acabar con la ocupación otomana y egipcia. Su principal opositor fue el general Gordon, al que derrotó y mató en la batalla de Jartum. Seis meses después de la toma de Jartum, moriría enfermo de tifus. Cuando volvieron a entrar los ingleses, profanaron su tumba y utilizaron su cabeza como cenicero (cosas de pueblos cultos y civilizados). Su tumba, y la casa de alguien de su familia, son lugares muy visitados por los sudaneses. A mí me gustó ver la casa porque es una casa tradicional, tal como eran en el siglo XIX y posiblemente desde muchos siglos antes.
          Y la casa del Mahdi está muy cerca del Nilo y de un restaurante donde se comen varias clases de peces del Nilo, fritos y a la plancha. Unos peces que estaban muy ricos.
          Y el Nilo, además de proporcionar pescado para las personas, es un lugar de esparcimiento y diversión.
 Algunos sudaneses y los pocos turistas que venimos a este país, damos un paseo por el Nilo desde donde están los embarcaderos (en la zona más cuidada y limpia de la ciudad) hasta la confluencia del Nilo Blanco, el que viene del sur, con el Nilo Azul, el que viene de Etiopía.
            Durante el paseo se ve alguna que otra barca de algún pescador que parece que no pescan mucho, pero bueno, así pasan el rato y se sacan algún dinerillo.
        A los sudaneses les gusta mucho que les hagan fotografías y que luego se las enseñes. No solo no te dan permiso, sino que incluso te piden que les hagas fotos. Y eso es lo que hacemos cuando desembarcamos y esperamos que venga nuestro autobús.




No hay comentarios:

Publicar un comentario