domingo, 23 de diciembre de 2018


RUTA DE LA SEDA (2)

TASHKENT
Tashkent es la capital de Uzbekistán. Me sorprenden sus grandes avenidas y sus edificios modernos. Las avenidas son tan anchas que la gente está como perdida. Todo parece vacío.
        Al primer sitio que vamos es al complejo islámico, un conjunto de edificios del siglo XVI muy restaurados.
Es lo primero que veo en este estilo y la verdad es que me gusta mucho. Me gusta el brillo de los azulejos, las cúpulas con ese color verde esmeralda, el decorado de los azulejos y ese aire especial que tienen  todas estas construcciones.
 Iba a decir que tienen un sabor oriental y ahora que lo pienso me sonrío. ¡Cómo no lo van a tener si estoy en  Oriente! Hace mucho, mucho calor y todos buscamos desesperadamente la sombra.
Las cúpulas parece que se encuentran a gusto y brillan más.

Después visitamos el mercado. En la época soviética se construyó este nuevo mercado para que las condiciones higiénicas de los alimentos y las condiciones ambientales de los vendedores y compradores fuesen mejores.
Creo que antes sería más típico pero no se puede tener todo a la vez.  Y paseando por aquí me doy cuenta que el tipismo apenas lo da el lugar, el tipismo lo dan las personas, sus gestos, sus ropas, su forma de moverse, los objetos que utilizan, etc.

A mi me parecen tremendamente típicos esos cubos y recipientes de zinc, similares a los que yo veía de niño pero que hace mucho tiempo que dejé de ver.
 Me parecen típicas esas cunas tan coloreadas y tan extrañas para mí; nunca las había visto.

Y es típico para mí el traje de esta mujer con esos pantalones que lleva debajo, del mismo color que el vestido que lleva encima. 
 Y también son típicos todos estos sacos y recipientes llenos de especias que ponen una nota de brillante color desconocida en los mercados europeos.
 ¿Y cómo no va a ser típico ese muchacho con el gorro estilo oeste vendiendo melones?
 Y estas escobas con ese color rosado en el extremo que ya he visto en las calles a las mujeres que las estaban barriendo ¿cómo no van a ser típicas?

Todo el mercado es igual y diferente a los mercados que he visto en otras partes del mundo. Me llaman mucho la atención la variedad de razas que se ven en esta ciudad: los turcos, similares a los de Turquía y de características muy mediterráneas; los eslavos o descendientes de los rusos, con ojos verdosos y claros; los mongoles y sus descendientes pues
 Gengis Kan en sus conquistas  mató a los hombres pero no a las mujeres y como consecuencia de ello hubo un gran mestizaje;  los chinos y otros muchos pueblos que habitan en el Asia Central y que se han movido de un sitio para otro.

        Y nos vamos en autobús hacia Samarkanda. Carretera y campo llano. Los bordes de la carretera están llenos de casas bajas de una planta con el techo de Uralita. Canales de riego de la época soviética para regar los campos de algodón (Uzbekistán es el 4º productor mundial de algodón). Puestos de bebidas junto a la carretera. Campos y campos de cultivo. Mujeres con paraguas como sombrilla. Pequeñas vacas flacas. Niños corriendo, jugando, saludando.
Corderos de Astrakán, con los que se hacen los abrigos de garras (Astrakán es una región cercana de Rusia). Tractores con melones. Puestos de melones y sandías. Pueblos nuevos, pequeños, iguales. Niños con pequeños carros tirados por un burrito también pequeño, por un burrito que parece un niño.

 Pequeño mercado de melones. Camiones. Puestos. Tractores. De los tractores a los camiones y a los coches. Melones amarillos, blanquecinos, verdosos. 

 Parada del autobús de línea en una gasolinera.  Colores por doquier. Mujeres que posan sonrientes para una foto. Calor, calor seco. Mucho calor.

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