lunes, 14 de noviembre de 2016

 ALPES
Col du Geant - Aguja del Midí.

 
          El día amanece radiante. Cojo el primer teleférico. Aún es muy temprano. Las sombras se alargan en el Col du Geant, en la aguja Verde y en los Drus. Contemplo la belleza del amanecer en la alta montaña. Hace mucho frío. El suelo de la terraza exterior de la estación del teleférico está helado. Los alpinistas que han subido conmigo se calzan los crampones, se encuerdan y parten en diversas direcciones. Los senderos están bien marcados en la nieve. Me estoy mucho rato mirando y soñando.
 


        A mis pies el valle de Aosta está aún en sombras. A lo lejos, entre la neblina, veo el macizo del Monte Rosa y el Cervino. La arista de Peutery luce soberbia con el sol naciente. El monte Bianco hace honor a su nombre. La visibilidad es magnífica cuando se tiene el sol de espaldas.



         Cojo las telecabinas que me llevan a la aguja del Midi cruzando el glaciar du Geant. El espectáculo no puede ser más grandioso. El Mont Blanc de Tacul, la Tour Ronde, y montañas y montañas bellísimas. Pasar por aquí es como estar soñando. Es estar en la gloria.



 

         A medida que se avanza se van viendo las montañas desde otro ángulo. A veces parecen montañas nuevas. El Gran Capucin de Tacul, una de las grandes escaladas de Bonatti. ¡Qué grandioso! ¡Qué desafiante! Y allí aparecen los Drus y la Aguja Verde y… y montañas y montañas a cual más maravillosa. Montañas con las que siempre he soñado.



         Desde la aguja del Midí veo la impresionante arista que recorrí con mi hijo Moncho y en la que tanto miedo pasé pensando en si tropezaba y se caía allí.  Al fondo le Grand Jorasses, el Grand Combin, el Cervino.


           Y mirando hacia el otro lado veo el Mont Blanc, el… ¡para qué seguir! Veo un espectáculo de montañas único en el mundo. Este es uno de los lugares más bellos de la Tierra. Es un lugar impresionante, es un lugar donde habitan los dioses pues es tan hermoso que se lo reservaron para ellos.



A la vuelta se ve aún mejor el glaciar du Geant, la Mer de Glace, los Drus, la Aguja Verde, les Droites, les Courtes y… ¡el cielo!





          Cuando termino allá arriba me voy al Val Veny. Esto es salir de Málaga y meterse en Malagón.  Esta vertiente del Monte Bianco es la más abrupta de todas, es de unas dimensiones himaláyicas. El desnivel es de casi 4.000 metros.
 


 
Glaciar de Miage (arriba) Arista de Petery (abajo) y aguja Negra.

Me meto un poquito por el camino alto de la vuelta al Mont Blanc, que recorrí hace años y vuelvo a contemplar el soberbio espectáculo de montañas, nubes, valles, cielo, glaciares y aristas.
         Cuando llego a un mirador magnífico me siento y me estoy mucho rato contemplando. Vuelvo cuando me queda la luz justa para hacerlo ya que  este es otro de esos lugares en los que me siento totalmente feliz. No sé por qué, pero aquí toco el cielo. 
 


 
         Hoy he andado mucho. Estoy muy cansado, tanto que ni me detengo en Aosta a comer uno de esos riquísimos helados que hacen allí. Ceno una buena ración de pasta y como todos los días me acuesto a las 10.


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