martes, 15 de noviembre de 2016

España - Castilla y León - Madrigal de las Altas Torres

España - Castilla y León 
Madrigal de las Altas Torres      
        Madrigal de las Altas Torres  es un pueblo que me gusta mucho. Es uno de esos pueblos que no caben en la historia por la gran cantidad de ella que tienen. Aquí estaba un palacio que mandó construir Juan II y en el que nació la reina Isabel la Católica. En cortes que se celebraron en este palacio, su nieto Carlos I se lo donó a sus tías para que fundaran un convento.
         Aquí se conservan unas murallas mudéjares  preciosas. Solo quedan algunas puertas, algunos torreones y un trozo de lienzo pero que muestran sus dimensiones, su importancia y hasta su belleza arquitectónica.
  
 
          El médico de la Reina Isabel dejó una bella portada plateresca como fachada de su casa. La casa desapareció, la portada aún pervive. 

          Todo el pueblo de Madrigal conserva su aire tradicional, las casas se siguen haciendo de ladrillo, como siempre, como toda la vida, y las alturas se respetan. Este pueblo da muy bien la sensación de lo que es la eterna Castilla, la Castilla inmutable y llena de historia que reivindicaron los escritores de la generación del 98. Todo está como siempre. Se oye el mismo viento, el piar de los gorriones es el mismo, las golondrinas vuelan por los mismos lugares, la gran plaza del hospital y del convento que antes fue palacio ve pasar a los mismos transeúntes, quizá a algunos menos, pero todos con los mismos sentimientos, con las mismas preocupaciones. Aquí todo es inmutable, aquí se siente la sensación de lo eterno. 


          Este es el hoy convento y ayer palacio de Juan II donde nació la reina Isabel I de Castilla. Mas austeridad no cabe. Cuando se entra en el primer patio solo unos arcos de piedra nos indican que no es una vivienda normal. En esta zona no hay piedras y su traslado hasta aquí es costoso, solo la gente muy pudiente pudo hacerlo.


          El claustro es amplio, suntuoso en sus dimensiones, que no en su ornamento. En la parte de arriba se conservan las habitaciones de los reyes y en la que nació la reina Isabel. Son habitaciones como las de cualquier vivienda. El lujo brilla por su ausencia. ¡Qué contraste con el lujo de la España musulmana!

 

          En esta España de los siglos XIV, XV y XVI el único lujo que se ve está en las iglesias. Toda la suntuosidad y magnificencia está para Dios, para estos hombres solo Él cuenta. 



          El convento - palacio lo enseña una religiosa muy anciana (más de 80 años). Es muy charlatana. Habla de todo y el tiempo pasa y pasa sin darnos cuenta. ¿Pero qué prisa tiene ella y qué prisa tenemos nosotros? Aquí el tiempo se ha detenido. Fuera del convento los torreones de la muralla vigilan y cuidan para que nada se altere, para que nada se modifique.  



          Salimos del palacio. Todo está en silencio. Unos niños juegan en el parque. Corre un vientecillo fresco.

          Vagabundeamos por las calles y un señor nos saluda y nos cuenta que hoy ha habido un entierro, que ahora muere mucha gente y nacen pocos niños, pero que en este mes han nacido cuatro, de tres hermanas y una cuñada ¡Parece que se han puesto las cuatro de acuerdo! Rosana comenta como ella no conoce a la mayoría de los vecinos que viven en su bloque y en este pueblo la gente sabe quien se muere, quien nace y la vida, obra y milagros de cada uno de sus convecinos. ¡Cosas de vivir en un pueblo!

           Esta zona de Ávila y las limítrofes de Valladolid, Salamanca y Zamora tiene abundante arquitectura mozárabe en las iglesias. Son iglesias del Románico de ladrillo. Todo el lujo, toda la decoración está en el ábside. Está lleno de arcos de medio punto con un trozo central que ahora está cegado. Algún que otro arco está abierto y hay una ventana. Las iglesias ahora son oscuras, pero si esas ventanas estuviesen abiertas la luz inundaría todo. ¿Cómo estaban cuando se hicieron? Nunca lo sabremos.
 


           En la iglesia de Narros del Castillo toda la cabecera de la iglesia está aún de ladrillo y hay variaciones entre unas zonas y otras. Es muy bonito lo que se ve. Aquí se comprueba que la belleza no está unida al lujo ni a la opulencia. Solo está unida al buen gusto y al saber hacer de los artistas. 



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