jueves, 24 de noviembre de 2016

HOLANDA: Leiden – Delft – Molinos de Kinderduk - Breda
junio 2012

           LEIDEN es la primera ciudad de Holanda donde se cultivaron tulipanes y donde nació Rembrandt. La ciudad es una  preciosidad,  donde pasear es un autentico recreo para la vista. 



          Hay numerosos canales, viejas casas, iglesias enormes, antiguos edificios suntuosos que hoy albergan organismos oficiales, viejos molinos, puentes de diversas clases y esa luz gris tan característica de Holanda que todo lo envuelve.





           También hay numerosos museos que no visito porque son de temas muy concretos que no me interesan y de los que no entiendo, además de que en los museos todo está escrito en holandés y algo en inglés, y mis conocimientos del segundo idioma no me permiten enterarme bien de lo que allí se dice.




          En esta ciudad hay enormes iglesias que están cerradas excepto una que están preparando para un concierto. Puedo entrar y admirar su grandioso interior. Es una iglesia muy luminosa, similar en luminosidad a otras que he visto por la Europa del Norte. Los grandes ventanales se pueden explicar en un intento de aprovechar la escasa luz que hay, aunque no creo que sea ese el motivo. En España el fenómeno es el contrario: ventanas pequeñas que hacen que las iglesias sean muy, pero que muy oscuras, sobre todo las románicas, renacentistas y barrocas. ¿Por qué? Posiblemente porque haya otra mentalidad.




          DELFT es otra maravilla, otra pequeña joya también unida al nombre de otro pintor: Vermer. Delft es pequeña, con muchos canales con árboles a los lados que producen un color del agua y de lo que les rodea especial, y que parece que hasta se trasmite a la luz que hay allí.




 Viejas iglesias, viejos edificios y que más que viejos convendría llamar antiguos, porque no están abandonados, ni para caerse, son edificios que tienen muchos años y mucho encanto derivado de eso mismo.  Las iglesias están cerradas y no puedo saborearlas bien. 




Aquí se saborea sobre todo la calle y el pescado que venden en la calle en puestos a los que se acerca mucha gente. Como me gusta probar de todo me acerco a uno de ellos y pruebo anguilas ahumadas, arenques y otros varios pescados que no sé cómo se llaman. Estaba en una de estas probaduras cuando se acerca un matrimonio argentino y el hombre dice a su mujer que le gustaría comer pescado, pero que no se atreve porque no sabe si le gustará el sabor que tiene. Me atrevo a decirle que como no lo pruebe nunca resolverá su duda, y que lo que puede hacer es pedir primero una pequeña cantidad y si el sabor es de su agrado que luego pida más; su mujer me da la razón pero él sigue sin probarlo y lamentándose de no comerlo por no saber si le gustará ¡Tonto dilema! ¿No?



 Y sigo paseando y mirando los hermosos rincones de la ciudad hasta muy tarde. El camping está cerca y   tengo ya todo hecho. Quiero aprovechar bien el tiempo.
          ¡Este recorrido está siendo un magnífico recorrido por Holanda!



      Los MOLINOS DE KINDERDIJK es un lugar emblemático de Holanda, es como la esencia de la antigua Holanda, de la Holanda llena de molinos que hemos visto en películas y leído en libros y novelas. Es uno de los pocos lugares donde quedan muchos molinos juntos, seguidos.


 Molinos que casi todos servían para bombear agua y desecar terrenos y también había alguno que otro que servía para moler o para usos industriales.  Este lugar tiene un acceso difícil y complicado y eso que llevo GPS. Hay turistas pero pocos, nada de grandes avalanchas. Se paga a la entrada del paseo y a andar y a hacer fotos.


Según se va andando la visión va cambiando y la cámara empieza a ver rincones bucólicos con el canal, el molino, la casita, los campos verdes,… y faltan las vacas, sí, porque aquí no veo vacas. Será que es tarde y ya están estabuladas. En otros momentos se ve un grupo de molinos agrupados, apelotonados, pero solo es cuestión de perspectiva, porque en realidad están alineados.


Y al final del paseo el plato fuerte: esos 5 molinos a lo largo del canal, tan fotografiados, tan vistos, pero siempre bonitos y que para mí son un descubrimiento: nunca había visto fotos con anterioridad y cuando los vi fueron como una aparición; menos mal que me decidí llegar al final del paseo, pues hubo un momento en que pensé que ya no había más que ver y que lo mejor era volverme.


          Y como los días son tan largos aún tengo tiempo de ver BREDA, la de la rendición. Son las 7 de la tarde y las calles ya están medio vacías. Hay sitios para aparcar por doquier, así que dejo el coche en un lugar que veo libre, que es zona azul y que pienso que no lo es a estas horas.


 Doy el paseo por calles medio vacías y llego a la catedral y a la plaza que hay junto a ella. Allí, en las terrazas aún hay gente. Y veo lo de siempre: una hermosa iglesia, hermosas casas antiguas y casas modernas que pegan muy bien en un entorno antiguo. 


Vuelvo al coche y veo que me han puesto una multa de 50€ por aparcar en zona azul. Me acerco al expendedor de tickets y veo que la zona azul acaba ¡a las 9 de la noche! Inconcebible, no lo puedo entender. A esas horas ya no hay nadie en la  calle y sobra sitio para aparcar en cualquier lugar del centro. Pero bueno, ellos lo han organizado así y ellos sabrán porqué. Lógicamente no pago la multa, pues no tengo conciencia de haber hecho nada malo ni de haber estorbado o dificultado el aparcamiento. Me monto en el coche y me voy a mi camping.  Hoy es mi último día de estancia en Holanda.

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